Una ciudadana argentina de 30 años fue encontrada muerta en su vivienda de la localidad Praia de Pipa, en Brasil, e investigan si ocurrió en el marco de un asesinato o en otras circunstancias, informaron fuentes oficiales.
Se trata de Iara Reynoso, quien vivió en Mar del Plata pero desde hace un año se había radicado en esa localidad turística del Estado Río Grande do Norte y el viernes fue encontrada muerta en “condiciones confusas”.
Fuentes oficiales informaron que sus padres y sus dos hermanos viajaron al Estado de Rio Grande do Norte y el cónsul en Recife, Alejandro Funes Lastra, les brindaba asistencia.
Además, el consulado mantiene comunicación con el Instituto Técnico-Científico de Pericia, desde donde indicaron que el fallecimiento de Reynoso se enmarcó en una “muerte sospechosa”, motivo por el cual se deberá realizar una investigación.
Los pesquisas procuraban determinar la causa del deceso y las últimas personas que tuvieron contacto con ella.
En un extenso posteo publicado en su cuenta de Facebook el 17 de julio del año pasado, Reynoso explicaba que había decidido radicarse en otro país para “seguir recordando situaciones del pasado que había bloqueado para poder sanarlos”.
“A lo largo de mis 30 años de edad viví toda clase de violencia que se pueda conocer, desde abuso sexual por parte de un familiar, como también violencia física, psicológica, laboral, económica y de género por parte de mis padres”, aseguró “Pitu”, como la llamaban sus amigos.
La mujer contó en el inicio de su relato que hacía dos años había “decidido cortar lazos” con sus “progenitores”, a quienes también les inició “acciones legales”, y que por ello se sentía “preparada para contarlo de forma pública”.
“Desde que nací vivo en un contexto de incontables episodios violentos, hasta el día de hoy que incluso esa violencia sigue porque nacer, crecer y educarse en un ambiente de manipulación no es fácil de sobrellevar aún luego de haberme alejado”, afirmó la víctima.
Posteriormente contó que fue abusada desde los seis hasta los once años de edad y que posteriormente fue “explotada” y trabajó para sus padres “en las calles, semáforos, oficinas, etc”.
“Duele y duele muchísimo haber crecido en un ambiente con carencias de amor, respeto, libertad, empatía, compasión; sé que no es fácil para aquellos que nos conocen como “la familia buena y unida” poder creer todo esto pero ni yo era consciente de la normalización de violencia con la que crecí, con las tantas mentiras y manipulaciones a lo largo de la vida. Hoy ya no tengo más relación con ellos, ni con la mayoría de mis hermanos/as, el contacto cero fue la única manera que tuve para empezar a sanar”, aseveró en otro pasaje del posteo.
En ese sentido, añadió: “no deseo ni quiero tener ningún tipo de contacto con estas dos personas (sus padres), que se sepa que yo no me estoy escondiendo de absolutamente nada ni de nadie, que ya no tengo miedo ni vergüenza de expresarme, que por más que me sigan llegando sus excusas y mentiras ya no me responsabilizo de sus actos porque como adultos que somos debemos saber que cada acto tiene su consecuencia en esta vida”.
Por otro lado, un medio dedicado al polo, deporte que practicaba la víctima, publicó en sus redes sociales: “Lamentamos profundamente informar el fallecimiento de Iara Reynoso, en Brasil, una amiga de la casa que supo acompañarnos en nuestros comienzos apoyando el polo femenino que tanto amaba. Siempre te vamos a recordar con tu enorme sonrisa”.
En tanto, desde la Escuela de Educación Secundaria Agraria 1 Nicanor Ezeyza a la que Iara concurrió dijeron: “Dejó hermosos recuerdos en muchos de nosotros, siempre con una bella sonrisa y un carisma especial”.
“Hay alegrías y tristezas en la carrera docente….como en la vida misma….hoy una gran tristeza me invade por tu partida….Nunca olvidaré esa chiquita llena de sueños, casi rebelde (porque no entendí que tu rebeldía era libertad), esos ojos soñadores mirando siempre al futuro, ese espíritu de grupo y el amor por tu Nica. Hasta siempre, ojos de cielo… Que se haga justicia Iara Reynoso”, publicó una docente.