Alejandra, mamá de la víctima de 13 años, relató en primera persona el infierno que atraviesa su hija. La denuncia está radicada en la comisaría de la Mujer de Gobernador Roca, Misiones. Desde ese entonces el acusado está prófugo.
“Le tocó los pechos, le besó el cuello. Le sacó el pantalón y la bombacha y abusó sexualmente de ella”. Esa línea es apenas un fragmento de las aberraciones que constan en la denuncia por abuso sexual con acceso carnal que radicó Alejandra en la comisaría de la Mujer de Gobernador Roca, departamento de San Ignacio, provincia de Misiones , luego que su hija de 13 años que tiene retraso madurativo , le confiara que fue abusada.
“Me dice llorando que él abusó de ella y que ella no quería” , cuenta Alejandra en diálogo con Crónica. La mujer descubrió que su hija había sido víctima de una violación cuando vio que el acusado le envió un mensaje de texto pidiéndole una foto “de todo”.
Según estadísticas oficiales, casi siempre el perpetrador de abuso sexual es alguien del entorno familiar del niño o adolescente. Y este caso no fue la excepción. Es que el presunto abusador de 31 años, se había criado junto con la mamá de la víctima. “Desde los 12 años me crié con la familia Teminski, por eso para mí Javier (el acusado) era como un hermano” , alguien con quien “tenía confianza plena”, cuenta la mujer.
Era tal el vínculo que tenía con Javier que hacía tres meses que Alejandra trabajaba en los campos de él cargando tierra en los plantines para que luego se siembre la yerba. Incluso en varias ocasiones ella llevaba al trabajo a algunas de sus hijas cuando no tenía al cuidado de quien dejarlas, ya que es mamá de cinco nenas chiquitas de 15, 13, 12, 9 y 4 años. Sin embargo, la mujer puntualiza ” siempre estaban conmigo, nunca nos separábamos”.
Tras cometer la violación, él la habría amenazado para que ella no cuenta nada: “Le dijo que si hablaba su mamá se iba a enterar y se iba a morir de un infarto “.
Aunque después de ese episodio Alejandra notó que su hija “estaba alterada” , y manifestaba “mucho dolor de panza “, no le dio importancia en ese momento.
“Pero a los días me llega el rumor en el pueblo que él le traia ganas a mi nena” , cuenta Alejandra. Su intuición de madre le indicó que algo había pasado, por eso desde ese día no volvió más a la chacra a trabajar. “Me alejé para que no pase una desgracia, pero ya había pasado “, relató.