El impacto de la guerra en Ucrania en las cadenas de suministro está agravando la situación de hambruna extrema que ya sufren 193 millones de personas en el mundo. Eso supone que, en solo un año, las personas afectadas han aumentado en 40 millones, un 25 % más, como subraya un informe la Red Global contra las Crisis Alimentarias, en colaboración con distintas agencias de la ONU.
“Se trata de una cifra récord, son 40 millones más en un año y, si se observa la tendencia a largo plazo, es el doble de la cifra que teníamos hace seis años. Lo que resulta realmente preocupante es la tendencia”, afirma Luca Russo, analista de crisis alimentarias de la FAO.
Los países más afectados son los que sufren conflictos prolongados, como Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur o Yemen.
A eso se suma el impacto de la pandemia de coronavirus y los efectos del cambio climático que han derivado en graves sequías en ocho países africanos, colocando a 23 millones y medio de personas en una situación de inseguridad alimentaria severa.
“No hay agricultura debido a la sequía que ha matado a nuestro ganado, incluyendo cabras, camellos y vacas -explica un agricultor somalí-. El río está seco y hay una gran escasez de agua”.
La guerra en Ucrania acrecienta la fragilidad de los sistemas alimentarios mundiales
Aunque el informe no entra en profundidad en los efectos de la guerra de Ucrania, pues se centra en el año 2021, cuando la invasión rusa aún no había comenzado, sí señala que está enfatizando “la fragilidad de los sistemas alimentarios mundiales”, especialmente en los países con una situación de crisis.
La dependencia que muchos países africanos tenían del trigo producido en Ucrania y Rusia, como Somalia, que importaba un 90 %, República Democrática del Congo (un 80 % ) y Madagascar (un 70 %) han provocado un desabastecimiento de este producto básico.
Además, la subida de los precios de la energía, que ha afectado a toda la cadena de suministro, ha causado una extrema inflación en el precio de los alimentos, que se encuentra en un récord histórico, según la FAO.
Ese alza también ha afectado al precio y suministro de los fertilizantes, necesarios para todos estos países en los que gran parte de su población trabaja en el sector agrícola y que han sufrido grandes complicaciones para salvar las cosechas, agravado la situación de inseguridad alimentaria en la región.
Sin acceso a una comida saludable y regular
Pero más allá de las situaciones de hambruna extrema, cerca de 236 millones de personas están en una situación en la que el acceso a comida saludable y regular no está asegurada en 41 países del mundo.
En el caso de Latinoamérica y el Caribe, más de 12 millones de personas vivieron una situación de crisis de alimentos, especialmente en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Haití, el país más afectado con un 46 % de su población sufriendo esta emergencia.
Sin embargo, la situación en 2022 podría mejorar levemente y reducir esa cifra a los 10,8 millones de personas, gracias a la recuperación económica parcial, tanto del impacto económico de la pandemia como de los daños causados por las tormentas tropicales Eta e Iota del año pasado, y una perspectiva positiva para la primera temporada de cultivos.