La liquidación de divisas del agro en este periodo fue la más baja desde 2010. En el Palacio de Hacienda confían que los dólares están en camino
Dicen que la realidad está compuesta de distintas miradas. Una que seguramente va a sumar -en la resta generalizada que es la perspectiva económica- es que hay un escenario gris plomo que se cierne para las finanzas domésticas, no sólo por el momentum global que acaba de anticipar agoreramente madame Lagarde, sino también por cuestiones que el Gobierno “descuenta” a su favor y que, parece, hace mal en descontarlo.
Una de estas últimas es que, a pesar de la mejor cosecha, bajó 19,6 % la liquidación de divisas del agro en el mes de marzo. En rigor, la liquidación de divisas del agro en este periodo fue la más baja desde 2010, alcanzando U$S 1.143,4 millones. En el primer trimestre del 2019 totalizaron U$S 4.189,4 millones, un 10,5 % menos que el año anterior, según datos de CIARA-CEC.
Una primera lectura podría hacerse señalando que el salto de 10,7% en el valor del dólar durante marzo, (que en 12 meses acumula 112%), así como una mejor campaña agrícola este año luego de la sequía del año anterior, todavía no se reflejaron en el ingreso de divisas por exportaciones del sector.
Otra forma de verlo que arroja el mismo saldo es que la liquidación del agro en marzo incluso estuvo por debajo del promedio de ese mes entre 2015 y 2018, que es de u$s 1.513 millones.
En el Palacio de Hacienda confían que los dólares están en camino, no sólo los del FMI, sino también los de la cosecha, ambos elementos parte de una estrategia para alambicar la evolución del dólar hasta octubre, objetivo que luce como el único que el equipo económico aspira a poder cumplir.
Si se lo piensa, del lado de las empresas exportadoras, la espera tiene sentido especulativo, ya que ante la imposibilidad de intervenir dentro de las bandas cambiarias por parte del BCRA, cualquier presión alcista con bajo volumen podría llevar la cotización rápidamente por encima de los $ 51, teniendo presente que la herramienta fundamental con la que cuenta la entidad se basa en una tasa de interés que ahoga la actividad económica y que genera un perjuicio mayúsculo en sectores cada vez más importantes de la sociedad.
J.Guarino-ámbito