El premio Nobel remarcó que las expectativas de un rápido repunte son una fantasía y destacó los cambios a futuro que habrá en los patrones de consumo y el mercado laboral. Para el experto, será indispensable la intervención del Estado para apuntalar la recuperación, ante el “el aumento de la desigualdad” que se avecina.
“El efecto post-pandemia en las economías será anémico, no solo para los países que manejaron mal el brote, como Estados Unidos, sino a nivel global”. El pronóstico lo realizó el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, quien remarcó que las expectativas de un rápido repunte son una fantasía y destacó los cambios a futuro que habrá en los patrones de consumo y el mercado laboral.
El reconocido economista advirtió que “los mercados por sí solos no son adecuados para gestionar” la transformación que habrá producto del descalabro que provocó el coronavirus y planteó la necesaria intervención del Estado para apuntalar la recuperación.
Stiglitz hizo una análisis sobre el futuro de la economía en una nota que publicó en el diario británico The Guardian. Allí planteó que “la recuperación en forma de V es probablemente una fantasía”. “El Fondo Monetario Internacional proyecta que para fines de 2021 la economía global será apenas más grande de lo que era a fines de 2019”, recordó.
Al respecto, Stiglitz explicó que “la macroeconomía nos dice que el gasto caerá, debido al debilitamiento de los balances de los hogares y las empresas, una serie de quiebras que destruirán el capital organizacional e informativo y un fuerte comportamiento preventivo inducido por la incertidumbre sobre el curso de la pandemia y las respuestas de política a la misma”.
“Al mismo tiempo -agregó-, la microeconomía nos dice que el virus actúa como un impuesto sobre las actividades que implican un contacto humano cercano. Como tal, continuará generando grandes cambios en los patrones de consumo y producción, lo que a su vez provocará una transformación estructural más amplia.”
“Sabemos por la teoría económica y la historia que los mercados por sí solos no son adecuados para gestionar dicha transición, especialmente considerando lo repentino que ha sido”, señaló Stiglitz y puso un ejemplo en ese sentido:
“No hay una manera fácil de convertir a los empleados de las aerolíneas en técnicos de Zoom. E incluso si pudiéramos, los sectores que ahora se están expandiendo son mucho menos intensivos en mano de obra y más habilidades que los que están suplantando.”
Stiglitz recordó que “las grandes transformaciones estructurales tienden a crear un problema keynesiano tradicional, debido a lo que los economistas llaman los efectos de ingreso y sustitución. Incluso si los sectores sin contacto humano se están expandiendo, reflejando mejoras en su relativo atractivo, el aumento del gasto asociado se verá compensado por la disminución en el gasto que resulta de la disminución de los ingresos en los sectores en disminución”.
Entre sus pronósticos sombríos sobre el futuro, el Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia anticipó “el aumento de la desigualdad” y también que “debido a que las máquinas no pueden ser infectadas por el virus, se verán relativamente más atractivas para los empleadores, particularmente en los sectores contratados que usan relativamente más mano de obra no calificada”. Expuso que como consecuencia de eso aparecerá otra caída del consumo porque la población con menos ingresos gasta proporcionalmente más que el resto en bienes básicos.
Luego Stiglitz puso la mirada sobre las políticas monetarias: “Pueden ayudar momentáneamente pero con una tasa de interés cercana a cero es imposible esperar que hagan despegar la economía a largo plazo”. Y adelantó que las objeciones “conservadoras” al aumento del déficit y los niveles de deuda obstaculizarán el estímulo fiscal necesario. Explicó que quienes plantearán esas objeciones son “las mismas personas estaban más que felices de reducir los impuestos para multimillonarios y corporaciones en 2017, rescatar a Wall Street en 2008 y echar una mano a los gigantes corporativos este año. Pero otra cosa es extender el seguro de desempleo, la atención médica y el apoyo adicional a los más vulnerables”.
Stiglitz apuntó que “no se podrá recuperar la economía si no se contiene el virus”. Hizo énfasis en no abandonar a los sectores de menores recursos y criticó las medidas adoptadas por el Banco Central estadounidense por apoyar el mercado de bonos basura a través de compras de activos. “Es un error”, remarcó.
El economista consideró que “políticas para proteger a los más necesitados, proporcionar liquidez para evitar quiebras innecesarias y mantener vínculos entre los trabajadores y sus empresas son esenciales para garantizar” una rápida reactivación de la economía.
En ese punto, Stiglitz consideró que ahora que los gobiernos están realizando gastos a gran escala para sobrellevar la crisis “el público tiene derecho a exigir que las empresas que reciben ayuda contribuyan a la justicia social y racial, mejorar la salud y el cambio a una economía más verde y más basada en el conocimiento”.
“Estos valores deben reflejarse no solo en cómo asignamos el dinero público, sino también en las condiciones que imponemos a sus destinatarios”, añadió y explicó que es momento de dirigir bien el gasto público para fomentar en particular las inversiones económicamente sustentables y con mano de obra intensiva. “No existe una razón económica por la cual los países, incluido Estados Unidos, no puedan adoptar programas de recuperación sostenidos y grandes que afirmen, o los acerquen, a las sociedades que dicen ser”, reflexionó.
Imagen: AFP