Por Ezequiel Navarro – secretario general de la CTA-Autónoma MdP
El trabajo estatal siempre fue el lugar que ofrecía estabilidad y contaba con la garantía de permanencia laboral, donde se defendían y conquistaban derechos y se le aseguraba a la ciudadanía el acceso a los mismos.
- Desde que llegó Milei, el Estado se ha convertido en una herramienta expulsiva, que echa arbitrariamente a trabajadores y trabajadoras; sin importar su condición, ideología, edad, capacidad, idoneidad, cantidad de años de antigüedad o modalidad de contratación; porque su plan es una operación sistemática y sostenida de vaciamiento del Estado y desguace de políticas públicas, y el fin es concretar una reforma laboral que YA ESTÁ EN MARCHA.
En una ciudad golpeada por la desocupación y la subocupación estructural y con un intendente que no nos defiende ante el ajuste y los despidos: TODOS estamos en riesgo.
La desregulación, la licuación y la motosierra están socavando el empleo formal y los derechos, donde las y los trabajadores somos la variable de ajuste de la reforma del Estado más perversa hasta ahora conocida, sin precedentes en la historia argentina.
Mientras los funcionarios de este gobierno, frente a los micrófonos del periodismo militante del ajuste, le dicen a la opinión pública -con total impunidad- que la educación no debiera ser obligatoria, para convertir a las niñeces y juventudes en la mano de obra barata de sus campos y sus empresas, fomentando el trabajo infantil en beneficio de los infames dueños históricos de la Argentina.
- Es por eso que sostenemos que solo con educación y empleo de calidad, la ciudadanía podrá tener acceso a sus derechos, y sobre todo, que cada vez que se desintegra un área del Estado, se generan enormes perjuicios en la comunidad, no sólo en el ámbito público sino también en lo privado, puesto que están en juego los controles sanitarios, las investigaciones científicas, la salud, los recursos marítimos, la Soberanía, la seguridad alimentaria y sobre todas las cosas el acceso a los derechos y la seguridad social.