No era la primera vez que Oscar Montillo, de 92 años, pisaba el Instituto Médico Brandsen (IMB). El abuelo del futbolista Walter Montillo acudía a esa clínica para ver a su médico de cabecera. Desde hace ocho años la familia del ex San Lorenzo tiene en esa ciudad bonaerense una quinta y Oscar había adquirido la rutina de ir a descansar al menos dos fines de semana al mes. Y era allí que aprovechaba para hacerse ver por el doctor Daniel Navarro.
Navarro, director del IMB, también atendía a Walter Oscar Montillo, de 61, hijo de Oscar, y a Marta, su esposa. Los papás del 10 de la U de Chile también solían ir acudir a él cuando dejaban Lanús Este para descansar en Brandsen. Navarro era, de alguna manera, el médico de la familia.
Oscar, Walter y Marta se mudaron el 19 de marzo a Brandsen para pasar la cuarentena obligatoria en la casa quinta. El abuelo Montillo quedó internado en la clínica que dirige- o dirigía- Navarro el 27 de ese mes por una supuesta infección urinaria. Llegó con fiebre. Murió el 1 de abril. Le diagnosticaron un problema cardiovascular, asociado a sus antecedentes.
Un día antes, Walter Oscar, que había visitado a su padre en la internación, también levantó fiebre. Lo internaron. Por sus historia clínica, era un paciente de riesgo. Murió el 7 de abril. El certificado daba el mismo diagnóstico que su padre: una falla en el corazón.
Tres días antes de la segunda muerte en la familia Montillo, las autoridades del IMB y el Municipio local habían mandado a testear las muestras de Walter Oscar para saber si este hombre, empleado histórico del Poder Judicial, tenía coronavirus. Mientras tanto, le advirtieron a Marta tenía que aislarse. Ella, para no separarse de su marido, que acababa de sufrir la muerte de su padre, pidió quedarse en la clínica. Le dieron una cama. Pero, aparentemente, nunca le dijeron que era un casos sospechoso asintomático.
El resultado positivo para Covid-19 en Walter Oscar Montillo llegó el mismo día de su muerte, unas horas después, a las manos de un bioquímico de la clínica. Lejos de solamente sumarse a la dolorosa lista de víctimas fatales de la pandemia, el fallecimiento del papá del futbolista desató un escándalo en Brandsen, que tiene en situación de tensión y paranoia a los 25 mil habitantes de esta ciudad bonaerense ubicada a 90 kilómetros al sur de la Capital Federal. La ciudad entera mira aterrada al IMB porque creen que pudieron ser, por negligencia o irresponsabilidad, un foco de contagio para este virus.
Después de la muerte de los Montillo, la clínica cerró de manera inconsulta, sumergida en un escándalo que escaló tan rápido como la pandemia. El viernes, la cochería que transportó los cuerpos al cementerio municipal, advirtió que el IMB no les avisó que al menos el de Walter Oscar era un caso sospechoso de Covid-19.
Al día siguiente, el intendente de la ciudad, Oscar Daniel Cappelletti, denunció al IMB ante la Justicia. Dijo sentirse avergonzado. Junto a Navarro habían dado una conferencia de prensa donde elogió el trabajo en conjunto entre los sistemas sanitarios público y privado.
Ahora Cappelletti dice que fue engañado. Pero en la clínica aseguran que el Municipio estaba al tanto de que había dos casos sospechosos y que tienen testigos (empleados administrativos, médicos, enfermeros) que confirmarían que siguieron los protocolos.
La secuencia trágica dejó a los habitantes de Brandsen en un cuello de botella: actualmente sólo atiende allí el hospital público local, que cuenta con apenas cinco respiradores. Pero además, puso en peligro el prestigio social de Navarro. Y político el de Cappelletti.
Las justicias bonaerense y federal posaron el ojo sobre el caso IMB, que atravesó a los Montillo como pudo haber sido a cualquier familia. Investigan las irregularidades que pudo cometer la clínica en el tratamiento de la enfermedad de los familiares del jugador de fútbol. Fuentes del caso adelantaron que ya juntaron algunos indicios.
Los investigadores confirmaron que, tal como advirtieron los dueños de la cochería Pourtau, los médicos de la clínica no respetaron el protocolo sanitario de tratamiento de cadáveres. En una exhumación de urgencia comprobaron que no se habían usado las bolsas requeridas. Esa irregularidad, de haber ocurrido, puso en riesgo la salud de los empleados de la casa velatoria y de los del cementerio.
Por esa razón, la Justicia investiga la negligencia de Navarro y el resto del equipo médico. Pero además, la fiscal Mariana Albisu tiene indicios de que los trabajadores de la clínica tampoco supieron a tiempo que los casos de los Montillo eran sospechosos. De hecho, hay tres empleados contagiados y cuatro con casos sospechosos; dos de los siete están en terapia intensiva, uno de ellos, un enfermero, está grave.
El virus crece de manera exponencial por su altísima capacidad de propagarse. El lío de Brandsen no termina en Brandsen. Cuatro de los enfermeros del IMB también trabajan en la salud pública de San Vicente, la ciudad vecina. Es decir, que sin saber, llevaron el coronavirus a otro territorio. Las consecuencias están todavía en análisis. Todos los vínculos cercanos de estas personas fueron testeados y se esperan los resultados.
El intendente de San Vicente, Nicolás Mantegazza, denunció a las autoridades del IMB en el Juzgado Federal 1 de Lomas de Zamora por la posible violación del artículo 202 del Código Penal, que reprime con una pena de tres a quince años “al que propagare una enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas”. Hacia el mismo lado es probable que vaya la investigación de Albisu, por ahora caratulada como “averiguación de ilícito”.
“Las personas no estaban en el sistema de vigilancia epidemiológica y sus historias clínicas tienen unas cuantas inconsistencias”, remarcó una fuente con acceso al expediente judicial.
La situación de Navarro, que prefirió no hacer declaraciones ante la consulta de Infobae y tampoco se presentó aún a la Justicia, es complicada. Un familiar íntimo de los Montillo contó a este medio que el director del IMB les había dicho que respetaron todo el protocolo. La familia Montillo está azorada porque Navarro es una persona de confianza. Confiaron cuando se internó Oscar. Y lo mismo cuando le tocó a Walter Oscar.
“A Walter le agarra fiebre visitando al padre. Y lo internan con fiebre y sospechando que tenía la bacteria del padre. Le dan antibióticos y a las 48 horas le descubren que tenía una neumonía leve, lo aíslan y lo ponen en terapia intermedia. Ya no lo vimos más. Fue un desastre familiar”, comentan a Infobae.
Walter Oscar y Marta tuvieron tres hijos: Sabrina, Walter y Pamela, en ese orden. La única que está en Buenos Aires es la mayor. Walter no pudo viajar de Chile y Pamela tampoco pudo hacerlo desde Mendoza, donde vive. Atrapados en el confinamiento obligatorio que pesa sobre casi todo el planeta, vieron alejarse las vidas de su papá y su abuelo por teléfono celular.
Walter cumplió 36 años ayer martes. Posteó en su cuenta de Instagram una foto junto a su esposa y sus hijos. Y un mensaje: “Hoy es mi cumpleaños. Diferente a todos los anteriores. Días difíciles los que nos toca pasar a todos (…) Con respecto a mi mamá, ella se encuentra aislada hace 14 días. Era esperado que el test de Covid dé positivo por el acercamiento con mi papá. Se encuentra asintomática y a la espera del nuevo test para ver si ya está curada. Les pido encarecidamente a los medios que chequeen una y otra vez la información, ya que hay gente que confía mucho en sus noticias. Por eso hoy brindaré por los que ya no están y también por los que la siguen peleando. Gracias a todos!”.
La Municipalidad de Lanús comunicó el lunes que Marta estaba internada en el IMB. Un familiar confirmó a Infobae que la mamá de Walter está en su casa, en Lanús Este. Y no tiene síntomas. Carga sobre su alma la tristeza de semejante tragedia, tan de golpe.
“Marta dice que la atención en el IMB fue extraordinaria. No sabemos de protocolos médicos. La atención humana fue bárbara. Después de los cadáveres no sabemos si actuaron bien o mal. No estuvimos en la exhumación. Mi suegra está bien con los médicos y sigue atendida por Daniel Navarro. Marta tenía habitación con dos puertas. Los enfermeros con ella entraban protegidos, se preparaban”, contó este familiar, que prefirió no revelar públicamente su identidad.
Los Montillo desconocen dónde contrajo el virus Walter Oscar. Y nadie sabe si Oscar tuvo el virus. Por lo tanto, es difícil seguir la ruta de ese contagio, lo que complica evitar que se propague.
Quedaron atrapados por el dolor de las muertes tan repentinas y por el escándalo que involucra a la clínica que los trata desde hace casi una década. “Creemos que el doctor (por Navarro) hizo todo lo que pudo. Eso podemos dar fe.
El tipo como médico al menos por los mensajes que nos mandaba parecía que daba todo por los pacientes”, comentó la fuente familiar.
Los investigadores, todo lo contrario. Desconfían de cómo actuó el director de la clínica. Creen que puso en riesgo la salud de mucha gente, por negligencia o irresponsabilidad.
El Municipio pidió al Ministerio de Salud provincial que interviniese el Instituto Médico Brandsen con el fin de que las camas y los respiradores estén disponibles para una población presa del pánico y la bronca, mientras la Justicia busca pruebas y confirma indicios.
En la clínica asegurarán ante la Justicia que cumplieron con todos los protocolos de cuidado de trabajadores. En la Justicia, por ahora dudan. “Hay muchas irregularidades”, insisten.
Por Fernando Soriano