Estados Unidos celebrará el próximo martes elecciones para renovar el Congreso, con el opositor Partido Republicano y su principal referente, el exmandatario Donald Trump, confiados en poder explotar un descontento generalizado con la gestión económica del presidente Joe Biden.
Los comicios, a la mitad del mandato del demócrata Biden, serán clave para su margen de maniobra en los dos años restantes de su Gobierno, en medio de informes de que ya prepara una potencial candidatura a la reelección en 2024 y de que su némesis republicana Trump podría anunciar la suya este mismo mes.
Los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 del Senado, así como las gobernaciones de 36 de los 50 estados, se pondrán en disputa en las elecciones, que coinciden con un espeso clima social que conjuga escalada inflacionaria, desinformación, violencia política y desconfianza en el proceso electoral.
Cientos de candidatos republicanos, en un hecho inédito, se niegan a comprometerse a aceptar los resultados de los comicios, que serán los primeros en el país desde que seguidores de Trump atacaron el Congreso en 2021 convencidos de que Biden había ganado con fraude las elecciones de fines del año anterior.
En un discurso esta semana en Washington con motivo de la cercanía de las elecciones, el presidente dijo que la democracia estadounidense estaba “en riesgo” y llamó a acudir a las urnas para defenderla de la violencia y las mentiras de los “ultra” trumpistas que siembran dudas sobre la transparencia electoral.
Aunque minoritaria entre los republicanos, “esta fuerza motriz está intentando tener éxito ahora donde fracasó en 2020, en tratar de suprimir los derechos de los votantes y de subvertir el sistema electoral”, dijo Biden cerca del Capitolio, en referencia a los candidatos que amenazan con desconocer los resultados del martes si no ganan.
Mencionó en particular un reciente ataque contra el esposo de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dentro de su casa por un intruso armado con un martillo, y dijo que las mentiras de Trump de que le robaron la elección de 2020 “alimentaron un peligroso incremento de la violencia política” los dos últimos años.
Por su parte, Trump redobla sus insinuaciones de que aspirará otra vez a la Presidencia, y los principales medios afirman que su entorno prepara un lanzamiento poco después de las elecciones legislativas para capitalizar un triunfo republicano en unos comicios que históricamente son favorables al partido que está en la oposición.
“Me postulé dos veces. Gané dos veces (…). Ahora, para hacer que nuestro país vuelva a ser exitoso, seguro y glorioso, probablemente tendré que presentarme de nuevo”, dijo el expresidente, de 76 años, en un discurso en Texas en octubre.
“Prepárense, es todo lo que les digo. Muy pronto”, insistió el jueves en un acto en Iowa.
Biden, de 79 años, también ha indicado en público que tiene intenciones de postularse a la reelección y que lo haría con más ganas todavía si Trump se lanzara a la carrera, y la cadena CNN y el diario The Washington Post informaron esta semana que ya estudia una posible candidatura en 2024 junto a un selecto grupo de asesores.
El Partido Demócrata de Biden llega a los comicios con el control, aunque ajustado, de ambas cámaras del Congreso, pero los sondeos pronostican que los republicanos obtendrán muchas más bancas que las apenas cinco que necesitan para arrebatar la Cámara de Representantes.
El panorama es incierto respecto del Senado, donde los republicanos necesitan dar vuelta solo un escaño para tomar el control. Cada partido tiene hoy 50 votos allí, pero la vicepresidenta Kamala Harris, en su carácter de presidenta de la cámara, desempata en caso de paridad en las votaciones.
Sondeos han mostrado que la alta inflación y el aborto son las cuestiones que más preocupan a los votantes de cara a las legislativas.
Las tendencias han variado a lo largo de un año electoral que comenzó y que cierra con vientos favorables a los republicanos.
La desaprobación de la gestión general de Biden, que fue creciendo desde enero hasta máximos de 62% en junio y julio debido, principalmente, a la alta inflación, cayó a 56% en octubre, según una encuesta de la consultora SSRS para CNN.
El repunte coincidió con dos hechos extraordinarios que impulsaron las chances demócratas: la proliferación de candidatos republicanos que no creen en la fiabilidad de las elecciones y la decisión de junio de la Corte Suprema de revocar un fallo de 1973 que definía el aborto como derecho fundamental a ser protegido en todo el país, fuertemente cuestionada por el partido del presidente.
En agosto, Biden logró coronar un verano de buenas noticias al promulgar una ley para mejorar el poder adquisitivo de las familias, bajar los costos de la salud, frenar la suba de precios y combatir el cambio climático, un paquete que fue el principal logro de su gestión, y de las últimas décadas para los demócratas.
A fines de julio, la inflación, que con el 9,1% había tocado su máximo nivel en 40 años, dio un respiro, y la economía, además, siguió sumando empleos. Biden se anotó otro punto con el asesinato del líder de Al-Qaeda, Ayman al-Zawahiri, en Afganistán, luego de la fatídica retirada militar por la derrota ante los talibanes afganos que marcó su primer año en el poder.
Sin embargo, encuestas publicadas la semana pasada volvieron a mostrar al Partido Republicano en camino al triunfo, incluyendo mejoras en la intención de voto de candidatos a bancas clave que dieron marcha atrás en su apoyo a prohibiciones del aborto en sus estados, algo muy rechazado por los votantes.
Los sondeos mostraron que las bases republicanas están mucho más entusiasmadas por votar que las demócratas en un país donde el sufragio no es obligatorio. También reflejaron una persistente inquietud sobre la marcha de la economía, en especial por el costo de vida.
En caso de ganar la Cámara Baja, los republicanos han prometido bloquear la agenda de Biden, tomar represalias contra demócratas por investigar el ataque al Capitolio y lanzar sus propias investigaciones en torno a negocios en Ucrania y China del hijo de Biden, Hunter, que, según afirman, amenazan la seguridad nacional estadounidense.
De ganar el Senado, la oposición podría bloquear los nombramientos políticos y judiciales de Biden, incluyendo en caso de una inesperada vacante en la Corte Suprema.
“Si perdemos la Cámara y el Senado van a ser dos años horribles”, dijo Biden ayer en Chicago, aunque matizó: “Creo que vamos a ganar. De verdad lo creo”.
El presidente ha prometido una ley federal que tutele el derecho al aborto en caso de ampliar la mayoría de su partido en el Senado.