Es intensa la búsqueda de la mujer que fue con el joven periodista al albergue transitorio donde fue encontrado sin vida. No hay imágenes de ese lugar porque las cámaras de seguridad no funcionaban.
La muerte del periodista Martín Licata está siendo investigada como un presunto homicidio, y es intensa la búsqueda de la persona que estuvo con él hasta el momento en que perdió la vida. Página/12 pudo saber, además, que declararon como testigos la madre de Licata, Mónica Ibáñez, y sus hermanas Mariana y Mariel en la fiscalía criminal y correccional 3 a cargo de Marcelo Roma.
“La investigación por el homicidio comenzó anoche, cuando fue identificado”, expresó la fuente. Licata, el trabajador de prensa de 27 años que era buscado desde el sábado pasado cuando salió de su casa del barrio de Floresta y dejó de comunicarse con su familia, fue encontrado ese mismo día en un hotel transitorio del barrio de Flores con signos de ahorcamiento. La Justicia porteña llevaba adelante la búsqueda de paradero del joven en paralelo a otra causa en la que se investigaba el hallazgo del cuerpo sin vida de un hombre, que había ingresado el sábado al hotel ubicado en la calle Ramón Falcón al 3000 acompañado por una mujer de unos 25 años.
Con el pseudónimo D’Amico, escribía en La Batalla Cultural y Kontrainfo, y sus compañeros al comentar en sus redes sociales insistieron en que lo mataron. Sin embargo, los investigadores afirman que más allá de las teorías, es prematuro establecer qué pasó sin bases sólidas. “La familia está muy dolida y espera que la investigación aclare los hechos que le sucedieron a Martín”, comentó uno de sus allegados.
“Por ahora se está investigando si fue un homicidio, es lo primero que se hace en estos casos, después si se comprueba que es homicidio y no accidente se buscará a la persona que estaba con él, y después se tratara de establecer el móvil”, graficó la fuente. La suspicacia surgió a partir del dato de que no hay imágenes de las cámaras de seguridad, pero es un hecho que las cámaras de la Ciudad no funcionan en su mayor parte, y en algunos casos las cámaras privadas adentro de los albergues tampoco están activas sino que las colocan como disuasorias para los asaltos. El cuerpo de Licata no será retirado hoy, y además buscan a la mujer que lo habría acompañado cuando ingresó al hotel transitorio.
El cuerpo del joven, que tras ser retirado del albergue transitorio había sido trasladado a la morgue, fue identificado anoche allí por sus familiares. Una cicatriz en el abdomen y las fotos del cuerpo habían permitido una primera identificación de la víctima. En su cuenta de Facebook una de sus hermanas aclaró que Martín no fue agredido por policías de civil sino que se trató de un altercado con un vecino.
Tras la desaparición del joven la familia había presentado un hábeas corpus ante la Fiscalía número 5, a cargo de César Troncoso, que arrojó resultados negativos respecto de su registro en dependencias públicas. Su hermana Mariel había precisado a través de Facebook que Martín “salió de casa a las 9 AM del sábado y desde entonces no tenemos noticias de él. Tiene 27 años, mide 1,85mts y llevaba puesta la camisa azul de la foto (en alusión a la imagen con la cual lo buscaban), un jean negro y zapatillas blancas”. Y contó que solo una vez alguien respondió uno de los tantos llamados que hizo su familia, y que poco después recibieron un SMS “preguntando por un nombre que no conocemos”. De acuerdo con el testimonio de su hermana, Martín tampoco recibió los mensajes de WhatsApp enviados por sus familiares.
Sus compañeras y compañeros de militancia dicen que “por su ideología” siempre reciben repudios y amenazas, y coincidieron en que a Licata lo mataron, aunque no saben ni cómo ni por qué, y por eso exigen que haya “justicia para el camarada”.
Romina Rocha, de La Batalla Cultural, definió a Licata como “un pibe tranquilo y discreto”. “Le gustaba mucho leer y observar para luego teorizar sobre la realidad en profundidad. Quería entender el mundo y los intereses que lo mueven, quería explicar lo que él veía para generar reflexión y pensamiento crítico”, le contó a este diario. Dijo también que era “muy lúcido, determinado y centrado en sus ideas, un buscador de la verdad y un tipo comprometido con la sociedad y la transformación desde la conciencia y el discernimiento. Buen pibe, buen compañero, solidario y generoso. A todos nos ayudó siempre a expandir ideas, pero además le ponía el corazón a lo que hacía.”
“Se supone que el hombre moderno es más libre que nunca en la historia porque tiene libertades democráticas, libertad de expresión, libertad de culto, libertad sexual, y sobretodo es libre porque puede vender todo, y libre porque puede comprar todo, busca en la sociedad de consumo, en los objetos, la plenitud que perdió en las relaciones modificadas por la producción, la libertad del hombre aparece no de forma directa sino mediante el trueque en el mercado. ¿No es el mercado el ente que regula el carácter ideológico bajado por los medios de comunicación masivos?”, reza uno de sus últimos escritos, ilustrado con una imagen del cuadro de Eugène Delacroix La libertad guiando al pueblo, pero con el símbolo de la hoz y el martillo agregado en la bandera roja. “En resumen, los reclamos liberales son la consecuencia de una compleja forma de alienación, en donde las falsas necesidades a la larga imponen a los individuos su propia represión, así es como la izquierda posmoderna cumple una función social determinada por factores económicos”, concluye.
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