En calle Chile, entre Bolivar y Moreno, hay 27 familias que todavía viven en el complejo del barrio Don Bosco, con numerosas necesidades que surgieron tras la noche del incendio del 7 de marzo de 2017, que devoró todo a su paso. Algunas pudieron trasladarse a otras viviendas ante nuevas posibilidades u obligadas por la extrema situación edilicia, pero la gran mayoría eligió reubicarse dentro del mismo complejo habitacional y luchar por un futuro allí.
El estado de las cloacas, distintos cables a la vista, techos de chapa, restos de escombro, materiales de construcción por doquier, pilares de basura de todo tipo y paredes inconclusas y vulnerables, son algunos de los problemas que aún siguen padeciendo los vecinos del Conventillo de calle Chile y que, ante los numerosos costos que significan los arreglos, se les hace imposible solucionar. Incluso, cuentan con un espacio solidario que atiende a más de 30 chicos y chicas, de los cuales varios provienen también de otros barrios, y la ayuda desde el Municipio aseguran “no es suficiente”.
Una de las soluciones que presentaron en su momento desde el oficialismo consistía en reubicar a las familias en 16 tierras fiscales distribuidas en diferentes barrios del oeste, el sur y el norte de la ciudad, donde se construirían módulos habitacionales. Esto nunca sucedió. Incluso, los vecinos debieron padecer la iminente posibilidad de un desalojo, que finalmente no sucedió, para tranquilidad de las mujeres, hombres, niños y niñas que viven allí.
Yamil Assan, vecino del Conventillo incendiado ya hace más de dos años, habló con Bien Despiertos, programa emitido de 7 a 9, por Radio de la Azotea, y dijo que “aspiran que ese espacio sea subdividido y otorgarle con nombre y apellido la posesión a esas familias, que habitan allí desde hace más de 30 años, y también por una cuestión humanitaria y un derecho constitucional que es el acceso a la vivienda, nos parece que el Estado debe estar presente”.
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María Laura Lago- Redacción MdpYa.