Se trata de un alza casi 25 puntos porcentuales mayor que el avance que registró la inflación del índice de CABA, para igual período, según un estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda.
Los precios de los medicamentos registraron suba del orden del 188% en los últimos tres años, esto es, un alza casi 25 puntos porcentuales mayor que el avance que registró la inflación del índice de CABA, para igual período, según un estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).
En el detalle, se destacan las subas más pronunciadas en medicamentos para las tiroides (+320), ansiolítico (+317%), analgésicos antiespasmódicos (+299), hipocolesterolemiantes (+254%), corticosteroides (246%) y broncodilatadores (+229%), detalló la casa de estudios.
“La suba de precios en bienes y servicios relacionados con la salud se ha intensificado en los últimos meses. El incremento de los gastos en salud presiona el presupuesto familiar, al ocupar una porción cada vez mayor del total de ingresos”, resaltó la UNDAV.
La particularidad distintiva de este conjunto de productos es que se trata de bienes inelásticos. Esto significa que la sensibilidad de respuesta de la demanda ante incrementos en el precio es baja.
“La particularidad de la inflación desde 2016 es que se registra mayor dispersión entre segmentos diferenciados de productos. Afectó en mayor medida a los precios de los alimentos, los mencionados servicios públicos y también a los medicamentos”, indicó que el Observatorio de la UNDAV.
Otro factor no menor que resaltó en el informe la casa de estudios “tiene que ver con la incidencia de aumentos bruscos de precios sobre poblaciones de riesgo. Sin ir más lejos, la estructura de gastos de los jubilados correlaciona poco con los patrones de consumo definidos según el IPC”.
En ese sentido, la principal inconveniencia de la “nueva fórmula de ajuste de jubilaciones”, como método para indexar ingresos, tiene que ver con la baja representatividad de este índice respecto a las canastas de consumo real de los adultos mayores.
Este debate se da en el marco de un proceso de alta persistencia inflacionaria, donde el nivel general mantiene una tendencia a la aceleración y ni siquiera se atenúa la “inflación núcleo”, dice UNDAV.
Otro impacto relevante sobre el gasto familiar en salud, se vincula con los aumentos en prepagas. “A pesar de que las empresas se enfrentan a una menor demanda, buscaron compensar vía precios la merma de ingresos. Así, en el acumulado desde febrero de 2016, el aumento en la cuota fue del 165,3%, esto es, 22 puntos porcentuales por sobre la inflación”, indica el estudio.
Asimismo, “más del 15% de los productos de nuestro relevamiento sufrieron un descenso de cobertura por parte del PAMI. En cierto grupo de riesgo de adultos mayores, como son aquellos con patologías depresivas, la afectación es de casi un 50% de incremento por quita de cobertura”.
No obstante, debido al carácter inelástico de la demanda de estos productos, la industria farmacéutica continuó registrando importantes aumentos en la facturación. Por caso, el volumen comerciado en pesos aumentó 17,3% en los primeros seis meses del año. En contraste, el segmento de reventa de remedios importados trepó 26,9% en igual período.
Con todo, el incremento de precios por sobre el avance en el nivel de ingresos determinó que el poder de compra de una canasta representativa de medicamentos decreciera un 33,5% con relación al salario mínimo, un 30,1% en comparación a la asignación por hijo y 18,4% respecto a la jubilación media, concluyó la UNDAV.
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