Ante la comisión de Movilidad Urbana del Concejo Deliberante, vecinos y vecinas de la calle Lamadrid entre Boulevard Marítimo y avenida Colón expusieron una vez más las diversas problemáticas que los aquejan a diario producto del intenso tránsito de colectivos por esa cuadra.
Todo comenzó conjunto con la creación de los corredores gastronómicos del centro de Mar del Plata y sus correspondientes decks. Esta disposición del espacio público para usufructo privado generó que sea riesgoso y hasta imposible circular por diversas calles, siendo Belgrano la más visiblemente afectada. Esto generó entonces el desvío de casi dos decenas de líneas de colectivo, que volcaron sus recorridos hacia avenida Colón, aunque sin paradas para ascenso y descenso de pasajeros.
Esta alteración generó que aquellas líneas que ahora circulan por Colón deban retomar por calle Lamadrid para permitir la alternancia de pasajeros y para lograr salir a la costa. “Nosotros teníamos cuatro líneas de micros que pasaban por calle Lamadrid entre Blvd. Marítimo y avenida Colón, y de un día para otro nos encontramos con 20 líneas divididas en cinco paradas en 100 metros” resumió Aníbal Serra, vecino de la cuadra en cuestión.
“Lo que esta pasando en nuestra calle se contrapone con lo que está pasando en el mundo. Cuando en el mundo se tiende a descentralizar, aquí se centralizó en una calle” agregó Serra. Esto ya había sido advertido por la Defensoría del Pueblo, que en febrero de este año expusieron sobre este misma problemática, y por los propios que vecinos, que en junio de este año publicaron una “carta abierta al intendente por la acumulación de paradas de colectivos”. Sin embargo, el problema persiste.
Una de las principales consecuencias ilustradas por Serra está relacionada con la salud de quienes habitan y circulan por esa calle. Es que al transporte público de pasajeros, se le suman los trenes de entretenimiento familiar, los colectivos de gestión privada que trabajan con los hoteles de la zona y los vehículos en general: “esos 100 metros se convirtieran en un embudo toxico” ilustró el vecino.
“Hay una violación tremenda del impacto al que puede estar sometido una persona” sumó respecto a la contaminación visual, atmosférica y sonora generadas por tales modificaciones en la movilidad urbana.
Vivir en esa zona, en general, y en esa cuadra, en particular, se volvió, además, poco práctico. “De un momento a otro, prácticamente no se puede estacionar más. Prácticamente se nos corre. Entonces del lado izquierdo no podemos estacionar, de la mano de enfrente, tampoco: no tenemos donde estacionar por ningún lado” se preocupó el vecino.
El enojo es abundante: “no puede ser que para favorecer a los decks, que estaban implementados para un determinado momento, que se terminó el momento pero parece que la normativa va a seguir, estemos todos sometidos a eso.
En la sesión de la comisión de Movilidad Urbana de este lunes también se trató el informe de la Subsecretaría a cargo de Dante Galván por este asunto. Allí, se argumenta porqué no es posible generar una nueva modificación de los recorridos del transporte público en favor de los vecinos de la zona: “la decisión de concentrar ciertas líneas sobre determinados ejes está relacionada con condicionantes propios de la movilidad (niveles de congestión vial, necesidades de maniobra seguras para la circulación y el arribo a las paradas, etc.), disponibilidad de espacio público para la detención y necesidad de lograr eficacia (cumplir con las expectativas del usuario) y eficiencia de los recursos que finalmente impactan sobre el costo del servicio” versa el escrito.