José Mujica renunció a su banca en el Senado de Uruguay alegando motivos personales en una carta dirigida a la titular del cuerpo, Lucía Topolansky, su esposa y actual vicepresidenta de hecho tras la renuncia, hace casi un año, de Raúl Sendic (h).
“Los motivos son personales, diría ‘cansancio de largo viaje’. El carácter de mi renuncia voluntaria y la legislación vigente señalan que no corresponde el beneficio del subsidio establecido, porque me acogeré a la jubilación”, afirmó Mujica, quien gobernó Uruguay entre 2010 y 2015. Más adelante aclaró que mientras “mi mente funcione, no puedo renunciar a la solidaridad y la lucha de ideas”.
Andrés Besterreche, ex ministro de Ganadería, reemplazará al viejo líder tupamaro de 83 años, electo senador en 2014 por el Movimiento de Participación Popular (MPP).
La senadora del Frente Amplio (FA) Daniela Payssé fue la encargada de fundamentar la moción de renuncia del exmandatario y ante la Cámara Alta de la Asamblea General aclaró que la renuncia al Parlamento del exguerrillero no implicaba su retirada de la “vida política.” “Él va a seguir haciendo política desde otro lugar, y en ese sentido, nosotros la votamos convencidos de que está en su derecho de tomar esta determinación”, recalcó la senadora.
Payssé describió a Mujica como un “libertario” que seguirá “trasmitiendo esa cosa que tiene de filósofo y de político” desde otro lugar, ya que tras su renuncia no estará tan “circunscrito a las responsabilidades que conlleva el ser senador”.
Antes de que se votara la moción, hicieron uso de la palabra diez senadores, de los cuales solo uno, Pablo Mieres -militante del Partido Independiente (PI)-, no pertenecía al FA.
Otro de los que se manifestaron fue el senador del FA Leonardo de León, quien subrayó que Mujica era “una figura mundial y un abanderado de la paz que siempre está al lado de los humildes y es un embajador de Uruguay en cualquier parte del mundo”.
“Es un referente de la izquierda mundial, por lo tanto, no es un día que nos genere nostalgia porque a Pepe lo vemos más contento cuando lo vemos hablando con la gente en los barrios, los pueblos y las ciudades”, añadió.
Los dos partidos tradicionales de Uruguay –los partidos Nacional y Colorado- se limitaron a votar la renuncia, pero ninguno de sus miembros despidió al viejo dirigente.