Fue magnate de un imperio mediático, tres veces primer ministro y uno de los personajes más relevantes de la vida pública italiana del último medio siglo.
El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi ha muerto en el hospital San Raffaele de Milán a causa de la leucemia que padecía desde hace tiempo, según medios italianos.
Berlusconi fue uno de los personajes más relevantes de la vida pública de Italia del último medio siglo: magnate de un imperio mediático, cambió el modo de hacer política y se convirtió en el precursor del populismo encarnado por Donald Trump.
Empresario de éxito y uno de los hombres más ricos de Italia, estuvo al frente del Gobierno italiano en tres ocasiones (1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011) y, a pesar de caer en desgracia en 2011, tras ser inhabilitado por su condena por fraude fiscal, Berlusconi regresó al Parlamento como senador en 2022, cuando su partido se asoció al Gobierno de coalición de la ultraderechista Giorgia Meloni.
Estuvo envuelto en numerosos juicios por corrupción y abuso de poder: el escándalo más sonado fue el llamado “caso Ruby”, apodo de la joven marroquí con la que Berlusconi supuestamente mantuvo relaciones sexuales cuando ella era menor, aunque también se le acusó de haber negociado con la mafia siciliana (Cosa Nostra) en los 90. Todos acabaron en absolución o en la prescripción del delito.
De constructor a dueño de un imperio mediático
Berlusconi (Milán, 1936), hijo de un banquero de clase media que comenzó cantando en cruceros y vendiendo aspiradoras, inició una meteórica carrera empresarial al fundar con 25 años su primera constructora, Cantieri Riuniti Milanese.
En los años 70 puso en marcha una televisión por cable que emitía en uno de los barrios milaneses que él mismo había construido, se hizo con parte del capital del diario “Il Giornale” y creó la televisión “Canale 5”.
Ese 1978 fundó Fininvest, la sociedad de cartera de la familia Berlusconi que hoy controla un imperio formado entre otros por la casa editorial Mondadori, la productora de cine Medusa y el grupo audiovisual Mediaset.
Aficionado al fútbol, fue dueño del AC Milan desde los años 70 hasta 2017, cuando lo vendió a un consorcio chino y compró posteriormente el Monza, un pequeño equipo que llevó a la élite de la Serie A.
Entrada en política
En la cúspide de su carrera empresarial, Berlusconi anunció en 1994 en un discurso televisivo su famoso: “Entro en el campo” de juego.
Comenzó así su carrera política con la fundación de Forza Italia, un partido de corte liberal y centrista que mostraba los primeros signos del populismo y que prometía llenar el vacío en un país desencantado por los políticos después de la operación anti-corrupción “Manos Limpias”.
Berlusconi se presentó contra el comunismo y prometió liderar el país como había gestionado sus empresas. Y convenció: ese mismo año ganó las elecciones y se convirtió en jefe de un Gobierno en coalición con la Liga Norte, entonces encabezada por su fundador Umberto Bossi.
Aquel gabinete no duró mucho. Acechado por la justicia y los incesantes ataques de la oposición, vio cómo en diciembre de ese año Bossi le retiró su apoyo y le obligó a dimitir.
Volvió a ser primer ministro en 2001, con la coalición conservadora Casa de las Libertades, con la que gobernó durante cinco años y convirtió ese Ejecutivo en uno de los más duraderos de la Historia del país.
En la campaña electoral sorprendió firmando un contrato con los italianos en uno de los programas televisivos más seguidos del país para, entre otras cosas, abolir el impuesto de la primera casa: con esta promesa populista “El Caimán”, como lo apodó el cineasta Nanni Moretti en una de sus películas, “devoró” a su adversario.
En 2006, intentó revalidar su mandato, pero perdió contra Romano Prodi, aunque solo dos años después, con 71, aprovechó la caída del Gobierno para volver ser primer ministro, esta vez con el Pueblo de la Libertad (con Forza Italia y la derechista Alianza Nacional).
Dirigió de nuevo el país en coalición con la Liga Norte hasta que en 2011 la crisis económica y otra vez los escándalos judiciales hundieron su Gobierno y Mario Monti asumió la dirección de un Ejecutivo técnico.
Fue su última legislatura, aunque nunca desapareció por completo de la escena política.
Sonadas fueron sus fiestas con mujeres que le valieron la apertura de varios juicios en su contra por abuso de poder e incitación a la prostitución de menores y otros por haber presuntamente sobornado a los testigos.