Viajó autorizado, se hizo tratamientos en dos sanatorios porteños, regresó a su ciudad, donde tiene una hija, y lo último que hizo fue guardar cuarentena. Salió, visitó a una amiga y desde ese momento, Necochea volvió a convivir con el pernicioso Covid-19. Pasaron de no registrar casos en dos meses a sumar 18 en una semana y al parecer, por los indicios que la comuna recoge en la minuciosa labor de hilar nexos, el listado de contagios irá en aumento.
En medio de las malas noticias, se confirmó una que trajo cierto alivio a las autoridades sanitarias. Pudieron determinar que el “caso cero” fue este hombre que había viajado a Buenos Aires para realizar tratamientos médicos.
ontagió a su amiga, que aquí conocen como el “caso índice” y ella trasmitió el virus a su familia. El sábado comenzó a sentir algunas molestias y aun con síntomas leves, como continúa en estas horas, el test de coronavirus le dio positivo.
El efecto en su familia fue el de las piezas de un dominó: se contagiaron su mamá, de 70 años, y sus tres hijos, de 22, 24 y 25 años. En medio, algunos fueron a un baby shower al que por lo menos fueron invitadas 30 personas y esa reunión se convirtió en un foco de contagios: la pareja embarazada y ocho personas más están entre los contagiados.
El temor es hasta donde puede expandirse el virus.
La mujer tiene 49 años, es personal doméstico los domingos en un geriátrico, en su casa vende alcohol en gel y barbijos. Ella no fue al baby shower, pero se encargó de confeccionar los souvenirs.
De momento, al confirmar el caso positivo del hombre que llegó desde Buenos Aires, que también contagió a su hija, aquí no se habla de trasmisión comunitaria del virus.
En Necochea habían dado de alta a último paciente con Covid-19 el 23 de abril. Justo el sábado 23 de mayo, cuando se cumplía un mes sin casos positivos, en una pequeña casa del barrio 9 de Julio, en la periferia del balneario, hubo una reunión a la que asistieron por lo menos 30 personas. Un baby shower clandestino.
El número exacto de asistentes se desconoce porque no todos los que estuvieron allí esa tarde fueron localizados: en principio sólo se había presentado voluntariamente la mitad de ellos, pero al conocerse la cantidad de casos positivos, este sábado muchos fueron a contar al container que la comuna instaló frente al hospital que habían tenido algún tipo de contacto con las familias contagiadas. Algunos fueron hisopados.
Por eso ayer en la tarde, la secretaria de Salud de la municipalidad, Ruth Kalle, pidió a los vecinos que sean “fieles” en la información que suministran al sistema público.
En esa red, en la búsqueda de casos, se hisoparon a los internos del geriátrico donde trabaja “el caso índice”, una solo una de las siete internas allí dio positivo.
El sexto caso de coronavirus positivo de Necochea es una mujer de 48 años, personal de salud en un centro de discapacitados donde, también, trabaja una mujer allegada a la familia del “caso índice”. De todos modos, los especialistas creen aquí que la mujer se habría contagiado en Bariloche, de donde llegó recientemente, y donde tuvo contacto con extranjeros. Todos los contagiados, dijo Kalle, están en sus casas y con síntomas leves.
Otros 40 hisopados envió la municipalidad al instituto epidemiológico marplatense, es decir que en total esperaban el resultado de 59 testeos. En la noche de este viernes se supo que hubo otros 12 testeos dieron positivo y que ya suman 18 en la ciudad. Kalle contó que en estas horas en el distrito hay 80 personas que permanecen aisladas.
De los contagiados, sólo tres están internados: el hombre que importó el virus desde CABA, la jubilada del geriátrico donde trabaja el llamado caso índice y la anfitriona del baby shower, la mujer embarazada.
“Sabíamos que esto podía pasar y lo dijimos en el comité de emergencia hace una semana”, dijo el intendente Arturo Rojas, que a partir de estos nuevos testeos positivos decidió que a partir de este sábado la ciudad vuelva a la fase 1 de la cuarentena.
Rojas observó cómo los necochenses fueron relajándose. Había pasado más de un mes sin casos, muchas actividades comerciales habían sido autorizadas (siempre bajo estrictos controles sanitarios), y algunas recreativas, como las náuticas. El fin de semana había vuelto el surf a las playas del “suave declive”, como las llaman aquí.
Pero debieron ajustarse el barbijo. Cuando aún no se conocían los nuevos resultados de los testeos Rojas había dicho que no daría marcha atrás en la flexibilización de la cuarentena. Anticipó que tomaría medidas para ajustar los controles como cerrar los dos accesos por las rutas 88 y 86, de noche, en un horario a establecer; y que no podría ingresar a la localidad nadie que no esté debidamente autorizado, y multar a quien no use tapaboca.
Pero poco antes de la medianoche del viernes, ante la multiplicación de casos positivos decidió volver a fojas 0: desde ayer sólo están habilitadas las actividades esenciales.
Por Guillermo Villarreal-cl