El día 31 de julio se reportaron nuevos registros fotográficos de una copula entre 5 individuos de ballena franca austral, frente a las playas ubicadas en Playa Serena. En dichas imágenes se puede observar la cópula de una hembra adulta con 4 machos.

“Las ballenas franca hembras pueden aparearse con varios machos al mismo tiempo, y generalmente están precedidas por una intensa actividad de cortejo en la que suelen participar muchos ejemplares. En estos casos, la hembra suele evitar los asedios sexuales de los machos y suele ubicarse en superficie con el vientre hacia arriba. Ante esta actitud, dos o más machos suelen cooperar utilizando una táctica conjunta que obliga a la hembra a girar el cuerpo hasta quedar con el vientre hacia abajo, lo que permite que uno de ellos concrete la cópula. En ocasiones, las hembras logran escapar de los machos al dirigirse a áreas de baja profundidad donde es imposible realizar la cópula”, explicaron desde el Grupo de Investigación de Biología, ecología y conservación de Mamíferos Marinos del Instituto de Inv. Marinas y Costeras (IIMyC, CONICET – Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Mar del Plata).

Desde hace varios años es creciente la presencia de ballenas francas en las costas de Mar del Plata, constituyéndose en un atractivo turístico novedoso. El sector costero de la Provincia de Buenos Aires juega un rol muy importante en el ciclo vital de esta especie migratoria. En el Atlántico Sur, las ballenas francas se concentran en las áreas reproductivas entre los meses de junio y diciembre, siendo Santa Catarina (Brasil) y Península Valdés (Argentina) las principales áreas de concentración reproductiva de la región para la especie.

Al finalizar la temporada reproductiva, las ballenas se dirigen a las áreas típicas de alimentación, localizadas en latitudes medias y altas del Atlántico Sur y de la región Subantártica. En los últimos años también se han identificado nuevas áreas de alimentación en sectores de la plataforma continental (frente al talud). La Provincia de Buenos Aires constituye un importante “corredor” para el desplazamiento de ejemplares entre y hacia las áreas reproductivas.

El Grupo de Investigación Biología, ecología y conservación de Mamíferos Marinos del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC, CONICET – Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Mar del Plata) viene monitoreando la presencia de Ballenas Francas Australes (Eubalaena australis; BFA) en la costa de Mar del Plata desde la década de 1970 en donde se realizaron los primeros avistajes de la especie. Durante aquella década, el número de avistajes de ballenas anual desde la costa era muy bajo (1 – 2 avistajes), y los ejemplares observados eran individuos solitarios. En los últimos años, se ha registrado un notorio incremento en el número de avistajes costeros de ballenas en Mar del Plata, aumentándose también el número de animales presentes en cada uno de los avistajes y, en la actualidad, se observan principalmente en grupos de al menos 2 individuos.

“Los avistajes realizados hasta la fecha, corresponden a individuos que permanecen en la zona entre 2 y 5 días, y luego continúan sus viajes a las colonias reproductivas. El año pasado en la misma fecha, se realizó el primer registro de cópula de la especie en las costas de Mar del Plata, en donde se había observado la cópula de solo dos animales. La presencia de cópulas en nuestra zona constituye un importante registro para la especie, la cual presenta una población en franco aumento”, destacaron.

SU HISTORIA

La Ballena Franca Austral (Eubalaena australis) fue sujeta a una explotación masiva e indiscriminada durante siglos. En 1935 fue internacionalmente protegida, cuando sólo pequeños relictos de sus stocks originales sobrevivieron. Actualmente se estima que la población mundial no excede los 10.000 animales, siendo sus principales áreas reproductivas Península Valdés (Argentina), Sudáfrica y Australia; otros pequeños grupos reproductivos se encuentran en Santa Catarina (Brasil) y las islas Campbell, Auckland y Tristán da Cunha. En Argentina, esta especie muestra tendencia por volver a ocupar antiguas áreas de distribución previas a su explotación comercial. Es así que, en los últimos años se han registrado cópulas y nacimientos de cachorros en nuevas áreas como en el Golfo San Matías, Río Negro (cercano a Península Valdés).

La Argentina le otorgó a esta especie el máximo de protección legal, nombrándola Monumento Natural hace 30 años (Ley 23094), estando también listada en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES).

“En la ciudad de Mar del Plata, nuestro grupo se encuentra trabajando en conjunto con áreas municipales en el diseño de políticas públicas de conservación de esta especie en el sudeste bonaerense. En el año 2018 se estableció en el marco del Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredón (Decreto 2110/18) la Mesa de Trabajo para la Conservación de la Ballena Franca Austral, la cual ha venido trabajando con instituciones oficiales (UNMdP, Museo Municipal de Ciencias Naturales, Cuerpo de Guardaparques de la MGP y Prefectura Naval Argentina), ONGs y asociaciones de deportes náuticos, para proponer instrumentos legislativos, normas de navegación responsable y directrices de gestión turística que garanticen la conservación de la Ballena Franca Austral en el litoral marplatense”, señalaron.

La creciente presencia de Ballenas Francas plantea una serie de situaciones nuevas para Mar del Plata, la mayoría de las cuales nunca han sido abordadas. Por su singular atracción, ofrece excelentes oportunidades para la promoción turística y la educación ambiental, pero a su vez – por tratarse de un Monumento Natural de la Argentina – conlleva una gran responsabilidad en cuanto a su gestión sustentable. 

“El extenso frente costero de la ciudad, con una rica oferta de instalaciones y servicios, favorece la posibilidad de la observación directa de los ejemplares sin necesidad de embarcaciones, lo cual reduciría uno de los impactos internacionalmente reconocidos como el más nocivo para las grandes ballenas (colisiones con embarcaciones) y constituiría una opción turística de mínimo impacto.  Asimismo, ofrece una oportunidad única para educar en la conservación a través de la concientización y sensibilización de los marplatenses”.

  • Fotos: Fernando Macchi