A pocos días de realizarse la fiesta en las playas de Mar del Plata, su organizador, el babalorixá Hugo Watenberg, director del Centro de Estudios Africanistas Reino de Iemanjá Bomí, anunció que en esta edición se celebrarán dos bodas conforme el culto.
El domingo 3 de febrero, a partir de las 20, tendrá lugar la 35º Celebración de la Fiesta en honor a la Mae Iemanjá, orixá protectora de la familia y en especial de los hombres de mar en el culto africano.
Su organizador desde hace más de 3 décadas, el babalorixá (o pae, como también se le llama popularmente) Hugo Watenberg hizo una reseña de la importancia de esta ceremonia en términos estrictamente religiosos y también de sus alcances a nivel de crecimiento ético y cultural y anunció que durante el desarrollo de la ceremonia, y luego de la bendición de las aguas, se celebrarán dos bodas.
En tal sentido, Watenberg explicó que “como sucede con otras religiones, las parejas deben estar casadas bajo los preceptos de la legislación civil vigente, siendo ése y su fe los únicos requisitos”.
En el transcurso de esta parte de la ceremonia, los novios, acompañados por sus padrinos -dos por cada pareja- serán recibidos por el babalorixá Hugo quien entonará “las rezas” de su orixá, de los orixás de cada padrino y de los novios.
Luego se pronunciarán los votos matrimoniales y se pedirá la protección de las alianzas.
Estos matrimonios se llevarán a cabo bajo el Alá, manto blanco que representa a Oxalá, uno de los tres Orixás mayores del culto africano.
Haciendo un somero repaso de la trayectoria de esta fiesta en Mar del Plata, Watenberg recordó que “hemos recorrido un camino pausado y a la vez, altamente satisfactorio. Al comienzo, hace 35 años, nos reuníamos en playas alejadas, ya fueran las del Puerto, o Varese, porque éramos conscientes de que había mucho prejuicio y, si bien no estaba en nuestro ánimo ocultarnos, al contrario, sabíamos que aún no era tiempo de que todos entendieran que ésta es una celebración para fieles, simpatizantes y para todo aquel que quiera disfrutar de una ceremonia diferente que, además, le puede dar una esperanza.”
“Veniamos de los tiempos de la Dictadura genocida, en la que, muchos de nosotros sufrimos persecuciones injustas, degradantes… por el sólo hecho de ser religiosos de un culto no oficial. Incluso, ya en Democracia, hubo quien vetó el permiso para hacer la ceremonia, creo que por desconocimiento y por pre-juicio. No obstante, sabíamos de nuestra honorabilidad y confiábamos en que el transcurso del tiempo y la información pondrían las cosas en su lugar. Y así fue, para bien de la comunidad toda, porque cada vez que se cae un prejuicio se abre una zona de luz en donde todos podemos respirar mejor”