El pasado 3 de enero se cumplieron 12 años desde el día en el que Néstor Kirchner, a menos de 3 años de haber comenzado su gestión al frente de un país que había sido empujado al infierno, hubo de pagar la deuda completa al FMI para comenzar la liberación patriótica que siguió su desarrollo hasta el 9 de diciembre del año 2015. 12 años después, bajo un signo que tiene apariencia de poítico pero que no es más que un conglomerado de oligarcas dispuestos a todo por destruir el país, nos encontramos nuevamente endeudados con aquél organismo y por una suma mucho mayor, además de haber contraído deuda por 100 años, de haber enviado nuestras reservas de oro a Inglaterra, de haber pedido préstamo también a los EEUU y de haber rifado, prácticamente, las reservas del BCRA y puesto de garantía el FGS de la ANSES que alguna vez fuera la fuente de la justicia social que el gobierno de Cristina supo impartir entre los argentinos de bien.

Porque es necesario entender que acá no hay plan de gobierno, que no hay política de Estado, que no hay administración de los recursos y que no hay un proyecto de construcción de una Argentina en la que los trabajadores podamos crecer. Todo lo contrario. Lo que estamos viviendo desde que Mauricio Macri Blanco Villegas asumió la presidencia de la Nación es un saqueo sistemático de nuestros recursos y riquezas, acompañado de un desguace del aparato del Estado con todas sus instituciones siendo desmanteladas e inutilizadas. Todo lo que hizo el mejor equipo de oligarcas de los últimos 50 años desde aquél fatídico día en el que perdimos el poder fue, es y será un robo al pueblo-nación argentino. Y no podemos explicarlo de ninguna otra manera.

Porque en el afán de querer comprender, especialmente durante los dos primeros años, lo que esta runfla de maleantes venía a hacer, los llamamos neoliberales, los llamamos “de derecha” e incluso llegamos a creer que había en ellos alguna especie de doctrina que queríamos descifrar para saber ante qué nos estábamos enfrentando realmente. Pero ninguna de estas categorías es válida, porque la Segunda Alianza Cambiemos es el resultado de la reunión de los cipayos máximos que habitan en nuestro territorio al servicio del imperio y del capital financiero global, son apátridas que responden únicamente a los intereses del dios dinero y que siempre, sin excepción, están endeudados con poderes muy superiores a ellos mismos porque así funciona el mal: una vez que le vendiste el alma al diablo quedás a su merced y disposición para toda la eternidad.

Y entretanto, los que pagamos los negocios en los que la oligarquía se mete para incrementar su riqueza material, nos vemos cada día que pasa privados de más derechos y cargados de mayores obligaciones, porque sólo mediante el sometimiento económico y la manipulación emocional es que nos pueden mantener en este estado de aturdimiento en el que entramos el último año que acaba de terminar. Porque al principio, durante el 2016, aún no nos resignábamos ante la derrota, veíamos que venían por todo y salíamos a las calles a reclamar masivamente en defensa de las conquistas que los 12 años de gobierno peronista con Néstor y Cristina al frente habíamos alcanzado, pero dada la virulencia con la que nos reprimían, nos violentaban, nos encarcelaban e incluso nos desaparecían, terminó por dejarnos presos de un miedo que hoy se ve en el diario vivir.

Porque no es que no salgamos, este año que terminó tuvo más de dos manifestaciones diarias, la mayoría llevadas adelante por los movimientos populares que fueron los grandes protagonistas de esta última etapa ya que, por causa de la profunda crisis a la que los malvivientes nos trajeron, lo que predomina hoy en la Argentina que supo enviar satélites al espacio y darle computadoras a los niños es el hambre. Hambre para esos chicos que ya no pueden ni estudiar porque sólo piensan en comer, hambre para los adultos que cada día salen a revolver la basura en cantidades crecientes, hambre para los viejos que ya ni los remedios se pueden comprar y que ni los servicios básicos pueden pagar. Hambre, eso nos trajo la administración de los oligarcas, porque lo único que proliferó en este periodo fueron los comedores.

Sin embargo, no hubo estallido, no hubo gobierno de transición, no hubo pedido de renuncia al presidente ni nada de eso que pensamos que podría pasar dada la dureza de la situación a la que nos están llevando. ¿Por qué? Porque, como dijo Cristina en el cierre de la asamblea legislativa en el año 2015, “dejamos un país cómodo para la gente”, en el que los problemas básicos de existencia estaban siendo solventados con las políticas de redistribución de la riqueza que, clara y estratégicamente, no fueron alteradas sino todo lo contrario: las únicas carteras ministeriales que crecieron exponencialmente durante estos 3 años fueron las de Seguridad (y Justicia ahora) y la de Desarrollo Social. Palo pa’l que reclama, planes para el subsuelo de la Patria que no se debe volver a sublevar. Y para acompañar, la complicidad de los medios de difusión que se encargaron, una vez más, de manipular la opinión pública para que la incomprensión generalizada tapara la realidad.

Ahora ya llegamos al 2019, tenemos las elecciones golpeándonos la puerta y la estrategia del enemigo será oscura y cruel, porque tienen el dinero, las herramientas y el marketing para hacernos correr. Pero nosotros, los peronistas, tenemos lo que ellos jamás nunca podrán comprar ni mucho menos adquirir: tenemos doctrina, tenemos amor y tenemos convicciones. Este año tiene que ser el que definitivamente nos ordene y nos una a todos los argentinos de bien en torno a la causa nacional, porque de todos nosotros trabajando organizados y por el bien común tenemos la responsabilidad histórica de cambiar el rumbo de nuestra Patria que todo lo tiene para ser potencia, pero que por causa de los mismos de siempre no termina de despegar.

Este año tiene que ser el que marque el punto de inflexión en la historia, porque ahora sí que tenemos que proponernos que nunca más la oligarquía sea la que decida por el pueblo, porque jamás un oligarca le dará al pueblo lo que el pueblo necesita. Tenemos que ser firmes, amorosos y contundentes, porque el futuro depende de que nosotros hoy, aquí y ahora seamos las banderas vivas de nuestro movimiento y la voz fuerte de nuestros conductores hacia la victoria. Para que los únicos privilegiados vuelvan a ser los niños. Depende de nosotros.

MARCO ANTONIO LEIVA
IDENTIDAD PERONISTA
MAR DEL PLATA