Colombia inicia una nueva era política con la asunción de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda de su historia, quien promete luchar contra la desigualdad y otros flagelos en un país traumatizado por una larga guerra entre el Gobierno y grupos guerrilleros.
El economista, exalcalde de Bogotá y exguerrillero de 62 años que dejó las armas hace tres décadas, tomará juramento este domingo, en una ceremonia en la capital colombiana frente a decenas de invitados internacionales, incluyendo unos 10 jefes de Estado, entre ellos el presidente Alberto Fernández.
Petro, que sucederá en el poder al conservador Iván Duque, gobernará por cuatro años un país de 50 millones de habitantes que por primera vez ingresará a la órbita de la izquierda latinoamericana, que se ha robustecido este año con la llegada al poder en Chile y Honduras y que espera la probable reelección de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil.
La ceremonia de traspaso de mando se realizará en la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, adonde, además de mandatarios y delegaciones internacionales, se espera que asistan más de 100.000 personas, las que también disfrutarán de espectáculos culturales, informó la agencia de noticias AFP.
“Va a comenzar el primer Gobierno que esperamos sea de la paz. Que pueda traerle a Colombia lo que no ha tenido durante siglos y es la tranquilidad y la paz. Aquí inicia un Gobierno que luchará por la justicia ambiental”, manifestó el sábado Petro en un acto en Bogotá.
Le tocará reemplazar al impopular Duque, cuyo mandato estuvo signado por violaciones de los Acuerdos de Paz de 2016 con la guerrilla de las FARC y una ola de protestas entre 2019 y 2021 reprimidas con un uso desproporcionado de la fuerza y desapariciones, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los déficits en torno al cumplimiento y ampliación de los Acuerdos de Paz serán uno de los principales retos del próximo ocupante de la Casa Nariño, en un país en el que según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) hay seis conflictos armados aún vigentes.
El Gobierno entrante, así como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la principal guerrilla de Colombia desde el desbande de las FARC tras el acuerdo de 2016, ya manifestaron su voluntad a dialogar camino a lograr la “paz total”.
Petro recibe además un país con la mayor producción mundial de cocaína, ante lo cual ha propuesto replantear la política de prohibición de las drogas en conjunto con Estados Unidos, que ha calificado de “gran fracaso”.
Estados Unidos es el principal mercado de la cocaína que se produce en Colombia.
También formó alianzas con ambientalistas durante su campaña presidencial y prometió convertir a Colombia en una “potencia mundial para la vida” al frenar la deforestación y tomar medidas para reducir la dependencia del país de los combustibles fósiles.
Junto a Petro será investida la ambientalista Francia Márquez, de 40 años, como la primera vicepresidente afrodescendiente de una nación que históricamente estuvo gobernada por élites de hombres blancos.
Colombia se adentra así en un período de cambios, con un dirigente de izquierda al mando, un Congreso a su favor y una oposición debilitada tras el declive del exmandatario Álvaro Uribe (2002-2010), el jefe de la derecha.
Petro armó un gabinete de diversas tendencias, con las mujeres al frente de varias carteras y la misión de sacar adelante reformas que comenzarán su curso legislativo mañana, como el proyecto de impuesto a las riquezas y el gravado de bebidas azucaradas.
“El nivel de endeudamiento y de déficit fiscal que encontramos para el próximo cuatrienio es crítico”, aseguró Daniel Rojas, uno de los coordinadores de la comisión de transición con el Gobierno de Duque.
Aun así, Petro se propuso recortar la brecha entre ricos y pobres, una de las más amplias del continente junto a la de Brasil, con mayor acceso al crédito, subsidios, la educación pública e inversión en áreas rurales.
Después de los estragos de la pandemia, la economía recupera su crecimiento aunque la inflación, que alcanzó en julio el 10,2% en la variación interanual, el desempleo, 11,7%, y la pobreza que castiga al 39% de la población nublan el panorama.
En el frente internacional, Petro reactivará las relaciones diplomáticas y comerciales con el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, rotas desde 2019.