Tras el revuelo que generó el anuncio de un largo listado de libros que fueron prohibidos en Estados Unidos, la famosa cantante y compositora pop, conocida como Pink, repartirá 2.000 libros prohibidos en los recitales que tiene previstos esta semana en el sur de Florida en defensa de la libertad literaria y de expresión.
Los fanáticos que asistan a los recitales en Miami y Sunrise, en Florida, del “Trustfall Tour” de la cantante recibirán una copia de algunos de los libros prohibidos que denunció la organización sin fines de lucro PEN América, como “The Family Book” de Todd Parr, “The Hill We Climb” de Amanda Gorman, “Beloved” de Toni Morrison o uno de los libros de la serie “Girls Who Code”.
“Soy una lectora voraz y soy madre de dos hijos que también son lectores voraces -dijo Pink durante una transmisión en vivo en su Instagram, donde explicó su posición sobre la prohibición-. Y no puedo imaginarme a mis propios padres diciéndome lo que mis hijos pueden y no pueden leer, y mucho menos a los padres de otra persona, y mucho menos a alguien que ni siquiera tiene hijos que están decidiendo qué pueden leer mis hijos”.
La cantante, según replicaron medios estadounidenses, dijo que decidió unirse a PEN América -que lidera la acción en defensa por la libertad de expresión- y a la librería local Books & Books para regalar libros en sus presentaciones porque quería resaltar la creciente ola de prohibiciones de libros en Florida.
Aunque hace tiempo Florida viene agitando su política cancelatoria, la semana pasada explotó una nueva persecución cuando las Escuelas Públicas del Condado de Collier prohibieron más de 300 libros en sus bibliotecas escolares tras publicarse un largo listado que incluía una variedad de clásicos literarios, libros adaptados a películas y varios clásicos de Stephen King como “Carrie”, “It” y “Las cuatro después de medianoche”.
Al respecto, el gran escritor del terror, publicó en su cuenta de la plataforma X (antes Twitter): “¿16 de mis libros? Debo estar haciendo algo bien”.
Como respuesta a este fenómeno creciente, según declaraciones citadas por la cadena de noticias CNN, Pink sostuvo que es “especialmente odioso ver a las autoridades apuntar a libros sobre raza y racismo y contra autores LGBTIQ+ y de color. Hemos logrado muchos avances hacia la igualdad en este país y nadie debería querer que este progreso se revierta”.
Por su parte, Suzanne Nossel, directora ejecutiva de PEN América, diagnosticó que se trata de “censura en estado puro” porque “su objetivo es suprimir las narrativas que necesitamos aquí como sociedad pluralista y, por eso, tenemos que retroceder”.
También se refirió la “ola que se está apoderando de nuestro país, nuestras escuelas, nuestras bibliotecas. [Ellos] están buscando libros sobre niños de color, historias de familias LGBTIQ+, libros sobre bebés, sobre animales”.
Según un informe realizado PEN, Florida fue el estado que tuvo el mayor número de casos de prohibición de libros, más de 1.400, y el mayor número de distritos escolares, 33, que retiraron libros en el último año escolar. Sin embargo, la censura se extendió por Estados Unidos en los últimos dos años “con casi 6.000 prohibiciones de libros” rastreados desde 2021.
Esta política de censura, explican desde PEN América, lleva el aval de “docenas de estados” que han “aprobado o debatido leyes que restringen la libertad de lectura, lo que ha hecho que los maestros y bibliotecarios se sientan presionados para limitar la libertad de lectura de los niños”.