El nene tenía apenas 2 años cuando ocurrió el brutal femicidio en General Pico. Esta semana dieron luz verde para rectificar su documento de identidad.
Valentín acaba de cumplir 11 años y va a la escuela en General Pico, La Pampa. Vive con Soledad Reynoso y Mariano Tarpín, que son sus tíos y en breve se convertirán en sus padres adoptivos gracias al fallo judicial de esta semana.
“Es un sueño que lo esperamos durante muchos años. Nuestro abogado nos informó que nos dieron la adopción y nos autorizaron el cambio de DNI”, confirmó Reynoso, que es hermana de Carla Figueroa, la mamá de Valentín, al sitio pampeano Diario Textual.
“Es una persona muy cariñosa, superinteligente, respetuoso y muy compañero. ¿Qué puedo decir yo si soy la mamá más babosa del mundo?”, expresó la mujer, feliz con la decisión de la justicia civil, que incluye la indicación “para que salga con el DNI Tarpín”.
La pareja tiene cuatro hijos más, de entre 24 y 15 años, que serán oficialmente los hermanos mayores de Valentín.
Además, la pareja espera que el niño obtenga el beneficio de la Ley Brisa, una reparación económica para los hijos de progenitores víctimas de violencia familiar o de género.
Y es que Reynoso y su marido crían a Valentín desde que tiene 2 años, cuando el niño quedó huérfano de madre porque su padre biológico, Marcelo Tomaselli, la asesinó a puñaladas frente a él.
omaselli fue condenado por el femicidio de Figueroa, y el caso -que conmocionó a todos- sirvió para eliminar del código penal la figura de “avenimiento” por la que una víctima de violación puede “perdonar” a su abusador para librarlo de toda pena.
Figueroa empezó a salir con Tomaselli cuando tenía 14 años. A los 16 tuvo a Valentín (en 2008) y en 2010 denunció al hombre por violación.
Tomaselli fue condenado a prisión por el ataque sexual pero salió en libertad por la figura de “avenimiento”, que fue aprobada por Tribunal de Impugnación Penal: Figueroa lo perdonó y como parte de ese perdón se casó con él.
Pero en la noche del 10 de diciembre de 2011 Tomaselli asesinó de múltiples puñaladas a Figueroa, entonces de 19 años, frente al hijo de ambos.
En la casa también estaba durmiendo la madre del hombre, Rosana, quien durante el juicio al femicida declaró que se despertó por el llanto de su nieto.
“Yo empiezo a golpear la puerta y no me abrían, sentía como una señal, que estaba haciendo algo, pero no sabía qué; a ella no la escuché. Pateé la puerta, me desgarré las dos caderas de tanto patear”, relató Rosana en el juicio.
Cuando por fin Tomaselli le abrió la puerta la mujer comprobó la escena del horror, se llevó a su nieto del cuarto y se escondió en otro lugar de la casa por temor a que también lo matara a él.
Eventualmente Valentín quedó con sus tíos maternos, los Turpín, y ahora tendrá su nuevo DNI que certifica su nueva vida.
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