Ni bien se difundió el video, el caso de Natalia Tortorici escaló a decenas de medios de comunicación de alcance nacional. Como quedó registrado en las cámaras de seguridad de su casa, su ex pareja, Alfredo Javier Fernández, cargó a su hija de 2 años e intentó llevársela por la fuerza, propinando empujones y forcejeando con Natalia, causándole lesiones leves al igual que a la niña. A un mes de la repudiable escena de violencia de género, Natalia denuncia que la psicológa de la causa la responsabiliza a ella y que «el juzgado sigue sin hacer absolutamente nada«.

El hecho se registró el pasado 5 de abril, pero no fue la primera agresión que sufrió por parte de Fernández. A raíz de la trascendencia que tomó el acontecimiento, Natalia decidió presentarse una vez más en la Justicia para denunciar por cuarta vez a su ex pareja. Finalmente, los fiscales determinaron imponer una restricción de acercamiento por 30 días, la cual entró en vigencia el pasado 26 de abril, y abstención de mantener contacto contra el denunciado. Pero la pesadilla no se termina.

Ahora, la licenciada en psicología Betina Casaza responsabiliza a Natalia porque ella se negó a hacer terapia junto a su ex pareja. «La escena violenta denunciada vuelve a posicionarlos en el litigio judicial, develando el aún escaso trabajo terapéutico en cuanto a su lugar como padres, condición que los perjudica en conjunto, tanto a la niña al quedar expuesta a las consecuencias de los hechos de violencia», se puede leer en el informe.

«En cuanto a Tortorici, la que se presenta con elevada sensibilidad, refiere a la dificultad que la otra parte cumpla con el acuerdo pactado, resultándole muy conflictivo que éste comprenda sus pedidos en cuanto a la modalidad de cuidado de la menor. El relato detallado de la escena sucedida, deriva en su pedido de restringir el contacto de su hija con el padre, proyectando la culpa en el otro y ausente la autocrítica en cuanto a la posición de la misma en la perpetua relación disfuncional«.

Asimismo, se observa que «Fernández reconoce su exceso en la escena de violencia, al sentirse desbordado por la constante demanda de Natalia, la que en cada ocasión que está con su hija le pide que le envíe fotos, lo llama constantemente, impide que su hija pernocte en su casa, lo ha ido condicionando pues rememora las escenas de ésta y la consecuente respuesta del mismo, lo que es tomado por la progenitora para encasillarlo como violento. En tal sentido, su espacio terapéutico lo ha ayudado a tomar distancia de la manipulación, aunque esta vez falló.

En diálogo con 0223, la víctima aseguró que «el Juzgado de la Familia sigue sin hacer nada«. «Solicitamos medidas, pericias psicológicas, que haga trabajo comunitario pero nunca nos apoyaron, no hicieron absolutamente nada», manifestó. En este contexto, Natalia subrayó que desde el día en el que video se difundió masivamente hasta la fecha «no cambió nada«.

Por último, indicó que al día siguiente de conocerse la sentencia, Fernández se presentó en su domicilio, violando la medida restrictiva, «en una clara intención de amenaza», junto a dos hombres a bordo de un automóvil. «Yo no estaba en mi casa. Un vecino me aviso para que no vaya», recordó. «Saco fuerzas de donde puedo porque estoy viendo cómo resolver este tema. Es un golpe tras otro. Lo de la psicóloga es más violento de lo que pasamos nosotras«, concluyó.