China volvió a quedar en el centro de la pandemia por un brote inédito de Covid-19 tras el levantamiento de los estrictos controles sanitarios y por las restricciones impuestas por una quincena de naciones a pasajeros procedentes de ese país, medida que igualmente “no está justificada” al no haberse detectado por el momento nuevas variantes y tiene una motivación “política”, analizaron expertos consultados por Télam, que, por otro lado, reclamaron al gigante asiático compartir más datos sobre la situación epidemiológica real.
La suba inédita de contagios en el país más poblado del mundo comenzó a principios del mes pasado, cuando se levantó la política de “cero Covid” que le permitió controlar la circulación del virus, pero a su vez perjudicó su economía y provocó inéditas protestas en varias ciudades.
A pesar del repunte epidémico, las autoridades cesaron hoy las cuarentenas obligatorias a la llegada al país, mientras que la frontera entre Hong Kong y China continental, prácticamente cerrada durante la pandemia, se volvió a abrir desde este domingo de forma paulatina.
Tres años después de la aparición de los primeros casos de Covid-19 en la ciudad china de Wuhan, las estimaciones hablan de millones de infectados y miles de fallecidos, y los videos que circulan en redes sociales muestran hospitales saturados, farmacias sin medicamentos y largas filas de cuerpos para incinerar en crematorios.
El escenario real es difícil de dimensionar, ya que el gobierno dejó de publicar estadísticas regularmente y no hay datos verificados del nivel de inmunización, especialmente en lo que se refiere a las vacunas de refuerzo en la población vulnerable, como es el caso de los adultos mayores.
“Ahora hay muy poca información detallada, porque las pruebas casi han cesado. Hace un mes, ciudades enteras se sometían diariamente a pruebas de PCR. Ahora casi nadie lo hace, ni siquiera los hospitalizados con síntomas de Covid. No hay fuentes de datos sobre patrones temporales de infecciones”, lamentó en declaraciones a esta agencia Benjamin Cowling, profesor de Epidemiología de Enfermedades Infecciosas en la Universidad de Hong Kong.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también se quejó esta semana que las estadísticas “subrepresentan” el impacto del brote de coronavirus, sobre todo en lo referido a los fallecimientos, luego de un cambio en la metodología de Beijing para contabilizar las víctimas: solo se incluyen a las personas que mueren directamente por insuficiencia respiratoria relacionada con el coronavirus, lo que deja afuera a un gran número de decesos causados también por el virus.
Ante esto, la vocera de la Cancillería china, Mao Ning, le reclamó a la OMS que adopte una posición “imparcial”, defendió que el país “comparte información y datos sobre la epidemia de forma oportuna, abierta y transparente” e indicó que “la situación de la Covid-19 está bajo control”, según declaraciones que reproduce la agencia de noticias local Xinhua.
Sin embargo, una quincena de países descreen de esta situación y decidieron exigir testeos negativos a los pasajeros procedentes de China, mientras en la Unión Europea (UE) también se instó a los Estados miembro a realizar “pruebas aleatorias” a estos viajantes a su llegada.
El gigante asiático calificó de “inaceptables” estas restricciones impuestas por Estados Unidos, Francia, Italia, España, Alemania, Reino Unido, Canadá, Australia, Japón e Israel, entre otras naciones.
Desde un punto de vista científico, Cowling también aseguró que “estas medidas no tendrán ningún impacto” en la situación epidemiológica de cada nación.
El experto argumentó que, por un lado, las cepas que se detectaron en China son principalmente las subvariantes de Ómicron conocidas como BA.5.2 y BF.7, que “no son nuevas” y ya circulan en el mundo.
Pero además, manifestó que en el caso de que aparezcan nuevas variantes “las restricciones a los viajes no pueden impedir su propagación mundial, tal como hemos visto en los últimos tres años” de pandemia.
El Centro Europeo para la Prevención y Control (ECDC) de Enfermedades, una agencia de la UE, consideró también “injustificado” el control sistemático de los viajeros, dado el nivel de inmunidad colectiva en Europa y la presencia en la UE de las mismas variantes que en China.
Estas miradas coinciden con la de Kerry Bowman, especialista en bioética y profesor de la Universidad de Toronto (Canadá): “Las medidas no son justificadas porque Ómicron circula por todo el mundo. ¿Podría haber algo diferente saliendo de China? Es posible, pero no es muy probable”.
“La investigación nos demostró que las pruebas justo antes de viajar o justo en el momento del viaje en realidad no son útiles. Alguien puede dar negativo en ese momento y 48 horas después dar positivo”, añadió a esta agencia.
“Creo que es una decisión más política porque se trata de China y además existe una idea de que las restricciones de viaje van a forzar a que dé más información sobre la situación de la Covid-19, lo que no estoy muy seguro de que vaya a ocurrir. Tenemos algunos datos sobre China y esperamos tener más, aunque todo el mundo debería compartir mejor la información sobre el virus”, apuntó el académico, que vivió un tiempo en Hong Kong.
Bowman manifestó que “un método mucho más eficaz” para obtener datos epidemiológicos es analizar las aguas residuales de los aviones procedentes del gigante asiático, lo que consiste en examinar la orina y excrementos mezclados de los pasajeros para detectar la presencia o no del coronavirus y alertar sobre posibles nuevas variantes.
Este método es menos molesto para los pasajeros, más fácil de realizar desde un punto de vista logístico que las pruebas individuales y favorece al sector del transporte aéreo, que ya se manifestó en contra de nuevas imposiciones sanitarias a los pasajeros.
Por el contrario, el análisis de aguas residuales solo detecta la presencia del virus entre los pasajeros que fueron al baño y no permite tomar acciones rápidas, ya que se deben tomar las muestras, trasladarlas al laboratorio y esperar su posterior examen.