El concejal del Frente de Todos Roberto Chucho Páez elevó un proyecto en el cual expresa su repudio a todo grupo parapolicial que, mediante la violencia y la intimidación, se arrogue para sí la supuesta defensa de los y las trabajadoras de reparto domiciliario.

“En las últimas semanas, nos han llegado noticias, ya sea por contacto con los repartidores domiciliarios, ya por noticias en medios locales y nacionales, del accionar de un “Grupo Espartano de Reparto”, una suerte de escuadrón parapolicial que lleva a cabo actividades por fuera de la institucionalidad legal. Este grupo formaría una suerte de aparato parapolicial para recorrer la ciudad y frenar los hechos delictivos. El mismo coordinaría acciones tales como recupero de motos y otras pertenencias cuya sustracción ilegal no necesariamente fuera acreditado por medios policiales y judiciales. Los trabajadores y las trabajadoras han denunciado que el mentado escuadrón realiza todas estas acciones de forma armada y utilizando el amedrentamiento y la violencia física”.

El texto reproduce además las declaraciones de Alan Veltri, titular del Sindicato de Cadetes, Motoristas y Mensajeros (Sicamm), quien explicó esta situación en un medio periodístico marplatense. “Este escuadrón trabaja por la noche con machetes y otros elementos que usan como herramientas de persuasión. No creemos que sea necesario un grupo paramilitar, nosotros estamos para hacer delivery, no para hacernos los guapos”. Por último, Veltri dejó en claro que “la representación del colectivo está a cargo del Sindicato, no de ninguna persona o grupo por fuera del mismo”.

El proyecto presentado por el bloque del FdT ante las autoridades del Honorable Concejo Deliberante menciona que el vocero del grupo sería Carlos Pampillón, quien fuera condenado por alentar prácticas xenófobas y causar disturbios en el Concejo Deliberante durante una sesión.

“Creemos que el concreto accionar de este grupo y sus modalidades, como así también los posibles hechos delictivos cometidos deben ser esclarecidos por la justicia, pero no por eso podemos mantenernos al margen como cuerpo de la institucionalidad democrática. Que las personas que se dedican al reparto a domicilio de bienes se han ido convirtiendo en una parte esencial de la sociedad a medida que hemos ido avanzando a la era de la informática y las comunicaciones. A medida que su actividad se ha incrementado, volviéndose una ocurrencia común, se han manifestado toda una gama de problemáticas que merecen solución. Debemos, entonces, tener una rápida toma de postura respecto de este tema, para desalentar la posible escalada de violencia, reforzando la idea de que la solución de los problemas de la sociedad democrática se debe dar dentro del marco de la institucionalidad”.