Con cambios de último momento y apoyo de aliados, el oficialismo le dio media sanción a un proyecto que aumenta de cinco a quince el número de los supremos. Juntos por el Cambio votó en contra.
La tercera es la vencida: luego de dos intentos fallidos, el Frente de Todos logró darle media sanción a la ampliación de la Corte Suprema de Justicia.
Con cambios de último momento que terminaron llevando de 25 a 15 el número final de los supremos, el oficialismo consiguió así hacerse con los votos que le faltaba para aprobar la iniciativa en el Senado.
El resultado terminó dando 36 votos afirmativos y 33 en contra, aunque hasta al final de la sesión persistió la duda de qué haría la puntana Eugenia Catalfamo: la única senadora oficialista en votar en contra del proyecto que había sido personalmente impulsado por Cristina Fernández de Kirchner.
Juntos por el Cambio, mientras tanto, no sólo votó en contra – argumentando que la decisión de ampliar la Corte buscaba garantizar la “impunidad” de la vicepresidenta -, sino que al inicio tampoco dio quórum. Más allá de la resistencias internas y externas, el FdT logró anotarse una victoria en el Senado aprobando un proyecto que, además, garantiza la paridad de género en el Máximo Tribunal. La iniciativa se debatirá, ahora, en la Cámara de Diputados, en donde las posibilidades de que se apruebe son más bien lejanas.
Los discursos, los cambios y el voto puntano
“Una Corte mejorada serviría para zanjar las desigualdades. Busquemos una Corte federal, que haya un miembro del Sur, del Norte, del Este, del Oeste y del Centro. Esta ampliación busca la integración de las provincias y el federalismo”, destacó Guillermo Snopek, encargado de anunciar oficialmente los cambios que se realizarían en el proyecto original.
“Tenemos un dictamen propuesto por los gobernadores de 25 miembros que integran las provincias, la Ciudad de Buenos Aires y el gobierno federal. Pero repicaban campanas que pedían 15 miembros, 16, menos de 10”, confesó, aludiendo a las resistencias de Weretilneck – que proponía una Corte de 16 – y de Adolfo Rodríguez Saá – que proponía una de 9 – que habían imposibilitado aprobar la reforma de la Corte antes. Finalmente, el texto aprobado sólo modificó la composición final, pasando de 25 a 15 el número de jueces de la Corte. La paridad de género se seguiría garantizando, pero el resto de los detalles – como los referidos a la regionalización de la selección de les postulantes – se dejará en manos de la reglamentación.