Este lunes, después de cuatro meses, la mayoría de los chicos volvió a subir al mismo colectivo y su derecho fue reconocido. Las unidades de la empresa Costa Azul debieron volver a aceptar el boleto estudiantil. Y entonces, el sacrificio, la organización, el hacerse escuchar, la protesta y el mantenerse unidas valió la pena. Todo valió la pena.

Los pases gratuitos con los que cuentan todos los estudiantes a partir de la ley provincial N°14735 comenzaron a verse amenazados cuando la firma Costa Azul -que tomó las rutas de la Rápido del Sud, que se presentó en quiebra- dejó sin efecto este beneficio para quienes asistían a establecimientos subvencionados y éstos pasaron a abonar el pasaje con un descuento del 20%. Los alumnos de colegios públicos, en tanto, iban a dejar de contar con el pase gratuito a partir de noviembre.

La lucha organizada unas diez madres trabajadoras logró ponerle freno a la decisión que tomó la empresa Costa Azul. Mujeres que al ver vulnerados sus derechos y los de sus hijos, salieron a reclamar. Y lo lograron.

El apoyo de vecinos, la comunidad educativa, ong´s, sindicatos y legisladores terminó de exponer lo obvio e injusto de la medida.
Y desde ayer, los chiquilines van en colectivo, TODOS al mismo tiempo y las mamás dejaron de sacar cuentas y angustiarse ante una medida arbitraria e injusta.

Ellas lograron que se hiciera justicia. Los y las alumnos, felices de poder viajar y no ver la angustia dentro de cada uno de sus hogares. Se hizo justicia.