Pasaron 150 días desde que los empleados de la tradicional confitería Boston iniciaron una retención de tareas en reclamo por los pagos de haberes adeudados. A partir de ahí, el conflicto no encontró su fin y terminó con dos de las sucursales tomadas y 70 trabajadores despedidos. Muchos de ellos, sin indemnización.
“Estamos como el primer día, no aparece ninguna solución”, señaló a Lu6 Alejandra Blanco Sánchez, una de las empleadas despedidas y que se desempeñaba como encargada de local hace 18 años. Hoy, junto a otros compañeros que corrieron con la misma suerte, subsisten gracias al aporte voluntario de marplatenses y turistas que consumen medialunas y cafés que ponen a disposición en las sucursales de la calle Buenos Aires y la de Urquiza y la Costa.
Según señaló, de los 80 trabajadores que se encontraban reclamando desde principio de año el pago regular de los sueldos, unos 70 recibieron el telegrama de despido el 3 de julio. En algunos de los casos, su desvinculación se justificó “con causas”.
“El mío fue con causa por la toma de los locales”, explicó Alejandra, aunque aclaró que los que no tenían justificación contaban con el supuesto beneficio de cobrar el 50% de la indemnización, aunque eso no ocurrió.
“Nosotros hicimos la prueba y algunos fueron a querer cobrarla, y ni siquiera les pagaron los sueldos adeudados”, denunció.
En este sentido, Sánchez señaló que los empleados elevaron un pedido a la jueza que lleva su causa para conseguir certificados de trabajo, algo que consideran “fundamental para el día de mañana”. “Tenemos una compañera que le faltan tres meses para jubilarse”, indicó.
En cuanto a la posibilidad de que un nuevo empresario se haga cargo de la firma, señaló que si bien ha habido interesados y esfuerzos por parte de los sindicatos de Gastronómicos y Pasteleros por encontrar oferentes, nada se ha concretado aún.
“Queremos buscar gente para que compre la empresa y poder sacar los 80 puestos de trabajos adelante. Pero ellos (los dueños actuales) no quieren vender, no quieren pagar, no quieren empleados. O sea, ellos compraron con 100 empleados, trataron que se fuera la mayor cantidad posible y después nos despidieron a casi todos. Ellos quieren la marca Boston sin empleados”, sentenció la mujer, al tiempo que reconoció que “lo único que queda es esperar para ver si se puede hacer una quiebra y con la quiebra poder nosotros formar una cooperativa. O que alguien compre la marca”.
Sobre la actualidad de los empleados, volvió a agradecer a todos los que colaboran con ellos acercándose y comprando cafés y medialunas a voluntad.
“Con eso estamos pagando algunas cosas, porque durante los primeros meses no teníamos ningún tipo de ingreso. Lo único que teníamos es que el sindicato nos cargaba las tarjetas de colectivo, pero eso era tremendo porque había momentos que ni eso teníamos para poder venir. Yo, por ejemplo, vivo en El Gaucho y he llegado a venir e irme caminando hasta mi casa por tener para el colectivo”, contó.
Y cerró: “Entendemos que esto es una solución para hoy, pero no para más adelante. Con esto por lo menos podemos pagarnos gastos diarios”.