Bruno Bussanich tenía 25 años. Recibió tres disparos el sábado por la noche mientras estaba trabajando. Por el crimen, las estaciones de servicio cerrarán de 22 a 6 por tiempo indeterminado. Las amenazas van dirigidas al gobernador Maximiliano Pullaro.
El crimen del Bussanich se suma a los homicidios de dos taxistas y el ataque a un colectivero que continuaba muy grave. Según investiga la justicia, los crímenes no tienen víctimas vinculadas al narcotráfico, sino que fueron asesinadas con el fin de dar un mensaje mafioso al gobierno de Pullaro.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anticipó que mantendrá “reuniones confidenciales” con el Poder Judicial para solicitar “medidas excepcionales a la altura del desafío”. Por otro lado, se comunicó el envío de Fuerzas Federales.
Bullrich adelantó que se solicitará al Poder Judicial que aplique a estos delitos la tipificación de la Ley Antiterrorista y que enviará al Congreso un proyecto de “Ley antibandas”, que aseguró sigue el modelo aplicado en Italia, Estados Unidos y El Salvador.
Otro pedido que el Ejecutivo hará al Poder Judicial es el de aplicar el Artículo 41 quinquies, incorporado al Código Penal en 2011 a través de la Ley 26.734, que sostiene que “cuando alguno de los delitos previstos en este Código hubiere sido cometido con la finalidad de aterrorizar a la población u obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extranjeros o agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo, la escala se incrementará en el doble del mínimo y el máximo”.
Bruno Bussanich tenía 25 años. Era hincha de Rosario Central, le gustaba el Indio Solari y estaba en pareja con Jimena, con quien había formado una familia. El sábado por la noche estaba trabajando como playero en una estación de servicio en la zona oeste de Rosario, Santa Fe, ubicada en Mendoza al 7600, cuando un sicario entró a la oficina pasadas las 23.30 y lo mató a balazos. Recibió al menos tres disparos, dos en el pecho y uno en la cabeza.