La pequeña tenía 3 años cuando fue vista por última vez en un camping de Río Grande. Aunque hubo cientos de pistas todavía no se logró dar su paradero.

La desaparición de Sofía Herrera sigue siendo un misterio. Ya pasaron varios años y todavía no hay rastros de la pequeña que fue vista por última vez el de septiembre de 2008, cuando se divertía junto a su familia y amigos en un camping cercano a la ciudad fueguina de Río Grande.

Al cumplirse este sábado 11 años de la desaparición de la pequeña, su madre pidió “viralizar” la imagen actualizada de su hija para colaborar con su búsqueda.

María Elena Delgado sostuvo que “cada carita de Sofía que veo replicada en los perfiles de las redes sociales es una posibilidad más de encontrarla. No hay que rendirse nunca”, dijo la mujer que esta tarde encabezará una marcha, como hace todos los años, por el centro de Rio Grande donde vive junto a su familia.

Delgado afirmó que los aniversarios son “jornadas muy tristes” porque la llevan a revivir todo lo ocurrido el 28 de septiembre de 2008, cuando salió con amigos a pasar un domingo de esparcimiento en el camping John Goodall, ubicado 59 kilómetros al sur de Río Grande.

María Elena, su marido Fabián Herrera y Sofía se detuvieron en un supermercado a comprar comida y luego en una estación de servicio donde se encontraron con Noemí Ramírez y Silvio Giménez, quienes a su vez estaban con sus hijos de 2 y 9 años.

El grupo llegó al camping situado en el kilómetro 2893 de la Ruta Nacional 3, en dos autos que estacionaron cerca del camino.

El lugar, un paraje casi desértico, es un rectángulo de 15 hectáreas cercado con un alambre de un metro de altura y seis hilos, el primero de púas.

Sofía se separó por unos instantes de sus padres y desde entonces nadie volvió a verla.

Se calcula que 300 personas rastrillaron la zona una y otra vez ni bien se conoció la noticia, mientras las autoridades ordenaban controles en los automóviles y en la frontera con Chile ubicada a 140 kilómetros del lugar.

La causa judicial iniciada por la desaparición de la niña tuvo cinco jueces (dos titulares y tres subrogantes) y un solo imputado: el cuidador del camping Alberto Urrutia, un jubilado nacido en 1935 en Entre Ríos, al que sobreseyeron en todas las instancias.

El último de los magistrados a cargo del expediente -que ya acumula más de 13 mil fojas- Daniel Cesari Hernández asumió en 2017 e impulsó una revisión completa de las actuaciones.

Cesari Hernández citó a testigos y en diciembre del año pasado ordenó un megaoperativo en zonas rurales para dar con un nómade que presuntamente podía tener información de Sofía, pero el procedimiento no arrojó ningún resultado positivo, igual que otras medidas promocionadas por el juez.

Los padres de la pequeña, cuyo rostro fue actualizado por expertos en dos oportunidades –la última en 2017- soportaron en estos 11 años hasta el acoso de una falsa vidente que los acusó del asesinato de su hija y que fue declarada “inimputable” por la Justicia.

“Es una jornada que nos pone mal, muy tristes, pero que encaramos con la fuerza del que no abandona. Nos vamos a reunir como todos los años, con carteles de Sofi, para recordar a la justicia y a la policía que no deben bajar los brazos”, expresó Delgado.

La madre de Sofía sabe que para esta fecha se enfrenta al dolor extra de la falsa expectativa: decenas de personas se comunican a la línea telefónica exclusiva del caso -08002227634- o a través del sitio web www.sofiaherrera.com.ar para suministrar información sobre adolescentes parecidos a su hija.

“Nos mandan fotos, datos. Lo agradezco mucho, pero con los años aprendí a no entusiasmarme, aunque no pierdo las esperanzas”, señaló.

La mujer reconoció que la investigación no se detiene, pero advirtió que “los mecanismos judiciales son muy lentos” y que “mientras tanto, el tiempo pasa y acá estamos, atravesando la desesperante experiencia de vivir otro año más sin Sofi”.

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