El impacto de la movida cambiaria que llevó al dólar de $20,25 a $24,90 -pasando por el pico récord de $25,50-, comienza a percibirse en los bolsillos de los argentinos. Según advierten especialistas en medición de precios, algunos alimentos ya registran incrementos que van desde el 5% hasta el 15%, al tiempo que aseguran una disminución en los índices de consumo.
“La medición de abril ya daba un aumento en los precios por la cuestión tarifaria, pero lo que estamos viendo ahora es un porcentaje de aumento entre un 5% y un 7% en algunos productos de la canasta básica”, señaló a lacapitalmdp Sergio Procelli, presidente de Consumidores Argentinos.
En la misma línea se pronunció Gustavo Casciotti, de Apyme, quien amplió el margen de incremento al asegurar que “hay determinados rubros que tuvieron una transferencia prácticamente inmediata” y que “en menos de 48 horas había listas nuevas de precios entre un 7% y un 10% en la línea de alimentos y bebidas”.
Si bien la suba de precios se sintió fuerte en rubros como el automotriz y en productos de bazar -donde priman los insumos importados-, ambos especialistas coincidieron al asegurar que, en lo que respecta a alimentos, los mayores aumentos se concentran en las verduras, los productos derivados del trigo, los lácteos y los aceites, entre otros.
Para Casciotti, son “varias” las razones que explican este comportamiento en los precios. La primera de ellas reside en la “estructura productiva” del país.
“Nosotros producimos principalmente productos agropecuarios, que tienen por destino mayoritariamente la exportación. Entonces, cada vez que modifica el tipo de cambio para la exportaciones, llámese trigo, maíz o soja, o para la carne también, automáticamente, impacta en los precios de las góndolas”, indicó.
“Esto impacta en el mercado interno, en la medida en que no exista un Estado que establezca reglas de juego que desacople los precios del mercado externo con respecto al mercado interno”, agregó.
Además el referente de Apyme destacó que “el grueso de los insumos que utiliza nuestro proceso productivo depende del dólar porque tiene una cuota de productos importados”, razón por la que cualquier movimiento en el tipo de cambio termina repercutiendo en el bolsillo de los consumidores argentinos.
Baja en el consumo
El incremento en los precios de los alimentos que forman parte de la canasta básica familiar también es materia de preocupación para la Fundación de Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales que preside Daniel Rodríguez, y que, todos los meses, realizan un relevamiento para indicar el nivel de ingreso que una familia marplatense necesita para no estar por debajo de las líneas de pobreza e indigencia.
El último informe, que fue relevado a fines de abril, arrojó que eran necesarios $6.947,83 para no caer en la indigencia, mientras que si se le incorporan a la canasta los gastos en bienes y servicios no alimentarios, que es lo que define la línea de pobreza, el costo para el clan familiar se elevaba a los $17.369,57.
“Cuando hicimos la última medición no era el momento de mayor aumento del dólar, por lo que creo que las consecuencias de la movida se va a ver en la medición que hagamos de mayo”, señaló la licenciada Claudia Lombardi, coordinadora de los informes de seguimiento de precios de la Fundación.
Para la especialista, el aumento en los costos genera una “encrucijada” para los empresarios que están viendo cómo caen sus ventas, llevándolos a decidir entre trasladar el aumento a los precios o priorizar mantener el nivel de consumo.
“Los empresarios piensan más en su ganancia, pero también están en un momento que, en la medida que sigan aumentando, van a seguir impactando en el consumo”, señaló.
En este sentido, Procelli aseguró que salvo este último mes, los estudios venían demostrando una “baja en el consumo”, impulsada principalmente por el incremento en las tarifas de servicios públicos. Y advirtió que la tendencia podría profundizarse ante el cierre de paritarias “por debajo de la inflación”.
“La meta del 15% ya es insostenible. En mayo, se está esperando una inflación por encima de los 2 puntos, y todavía quedan los aumentos de combustibles en julio, los de electricidad en agosto y los de gas en octubre”, destacó.
Las Pymes vuelven a ser las grandes perdedoras
Casciotti aseguró a lacapitalmdp que el incremento del tipo de cambio, sumado al aumento de las tarifas de los servicios público, dejó a las micro, pequeñas y medianas empresas como “las grandes perdedoras”.
“No tienen la capacidad de fijar los precios y tampoco tienen la posibilidad de trasladarlo, en especial en un momento en el que hay una depresión del mercado interno”, señaló el especialista.
Para él, este escenario se dio por “muchísimas razones”, aunque destacó cerrar las paritarias por “debajo de la inflación”, lo que, detalló, “hace que la capacidad de compra de los ingresos sea menor”.
“Otro aspecto fundamental es el aumento de las tarifas. Al consumidor esto le resta capacidad de compra, lo que genera un problema para las pymes, que el 90% de su actividad productiva y comercial tiene por destino el mercado interno. Es decir, su destino está atado a la capacidad de compra que tiene el argentino”, indicó.
Y cerró: “Las grandes dificultades pasan por el establecimiento de un modelo económico que no privilegia la industria, la producción y el consumo. En ese marco, las pymes son las grandes perdedoras y ven en peligro su viabilidad”.