Turquía lanzó ataques aéreos en el norte de Siria e Irak contra posiciones de grupos kurdos a los que combate hace años y a los que acusa de estar detrás de un atentado mortal cometido hace una semana en la gran ciudad turca de Estambul, y recibió en respuesta disparos de cohetes desde territorio sirio, que hirieron al menos a tres miembros de las fuerzas de seguridad en un puesto fronterizo turco.
“Estamos empezando la Operación Garra-Espada”, anunció el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, que dirigió la ofensiva desde el centro de operaciones de la fuerza aérea junto a altos comandantes contras las milicias kurdas Unidades de YPG en el norte de Siria e Irak.
La ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), que tiene su sede en Londres y una red de informantes en Siria, dijo que los ataques turcos habían dejado más de 30 muertos en el norte sirio, la mayoría de ellos combatientes kurdos y soldados sirios.
Turquía dice que las YPG de los kurdos de Siria e Irak tienen vínculos con la agrupación separatista turca Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que desde hace décadas libra un conflicto con el Estado turco que dejó decenas de miles de muertos.
El Gobierno de Turquía afirma que el PKK y las YPG planearon y ejecutaron un atentado con bomba que el domingo pasado dejó seis muertos y 81 heridos en la ciudad turca de Estambul, sobre su avenida más transitada, la de Istiklal.
En Siria, las YPG lideran la coalición FSD, que está apoyada por Estados Unidos y que se creó años atrás para combatir al grupo yihadista Estado Islámico (EI) cuando éste conquistó vastos territorios del norte y este de de Siria y del oeste de Irak.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dijo en su su página web que los ataques en Siria alcanzaron posiciones de las FSD en las provincias de Hasaka, Alepo y Al Raqa.
El OSDH dijo que al menos 31 personas, en su mayoría combatientes kurdos y soldados sirios, murieron en los bombardeos turcos en Siria.
Tanto el PKK como las YPG negaron cualquier implicación en el ataque en Estambul, que no fue reivindicado por ningún otro grupo. Turquía afirma que el atentado fue planeado en la ciudad kurdo siria de Kobane.
Akar aseguró que la operación había destruido ya con éxito “refugios, búnkeres, cuevas, túneles y almacenes de los terroristas”, en alusión a los grupos kurdos.
“Nuestro objetivo es garantizar la seguridad de nuestros 85 millones de ciudadanos y nuestras fronteras, y responder a cualquier ataque traicionero contra nuestro país”, subrayó el ministro de Defensa.
Aunque Turquía no ofreció más detalles sobre la operación, las FSD dijeron que Kobane, en el noreste de Siria, estaba entre los objetivos alcanzados por las incursiones turcas.
“Estamos haciendo todo lo posible para evitar una catástrofe mayor. Si estalla la guerra, todos se verán afectados”, avisó el comandante general de las FSD, Mazlum Abdi, en declaraciones recogidas por la agencia kurda Rudaw.
Kobane fue capturada por el Estado Islámico en 2014, pero fue expulsado por las fuerzas kurdas aliadas con los Estados Unidos.
Las FSD fueron un aliado clave de Washington durante la guerra contra el EI y recibieron un amplio entrenamiento militar de Estados Unidos.
El sábado, el Consulado General estadounidense en la ciudad iraquí de Erbil emitió una advertencia de seguridad sobre una inminente ofensiva turca en la región del Kurdistán y en el noreste de Siria.
El Departamento de Estado de Estados Unidos desaconsejó a sus ciudadanos viajar a la zona.
Horas después, un soldado turco y dos miembros de las fuerzas especiales de la policía resultaron heridos por disparos de cohetes en un puesto fronterizo con el norte de Siria en el sur de Turquía, según las agencias AFP y la oficial turca Anadolu.
La agencia acusa a las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG), un movimiento de combatientes kurdos con base en el norte de Siria que fue objeto de ataques aéreos turcos.
Los disparos de cohetes alcanzaron el puesto de Bab-al-Hawa, último punto de paso de la ayuda humanitaria internacional que la ONU entrega desde territorio turco a esta región del norte de Siria, en particular hacia Idlib, donde unos 3 millones de personas viven en condiciones precarias.