Desde MdpYa fuimos a la casa de Verónica en San Eduardo de Chapadmalal el día después de la tormenta que le creó un arroyo de agua dentro de su hogar. Hace menos de un año que vive allí con su marido y con su hija más chica, de 7 años. Las intensas lluvias y los arreglos insuficientes en su barrio dejaron su proyecto de vida en pausa. Entre lágrimas, nos contó: “nos trajeron una bolsa de alimentos, y dos mantas. Eso fue toda la ayuda que recibí”.

Verónica y su familia viven sobre la calle 829 -casi calle 28- que recientemente fue reparada con granza. Sin embargo, el trabajo que hicieron las máquinas municipales la dejaron aislada y con su casa inundada. “Fue demasiada el agua que llovió, y vinieron las máquinas a trabajar acá en la calle 28, hicieron una especie de barrido de la zanja, que en realidad eso tiene un desagüe abajo que está tapado, pero no funcionó”. Su hogar está a escasos metros del arroyo Chapadmalal, donde se supone que la lluvia desagota para terminar en el mar. “Como vino el agua de arriba, lo que hizo es que decante por mi terreno y se me meta más cantidad de agua en mi casa. El agua así no decanta para el arroyo. Acá solamente desagota en mi casa” lamentó Verónica.

El martes fue caótico: “estuvimos hasta las cuatro de la mañana sacando baldes de agua, escurriendo con trapos. Nosotros tenemos construcción en seco. El Durlock se estropeó todo. Se mojó colchón y cama, el lavarropas, el freezer; la heladera se rompió porque el agua llegó al motor. Desenchufamos todo, pero ya ves que la casita está toda bajo agua. Todo lo que estaba en el piso quedó todo bajo agua. Perdimos un montón de cosas”.

San Eduardo de Chapadmalal está bien al sur de Mar del Plata y pertenece a la jurisdicción de la Delegación de Chapadmalal. “Yo me encargué de llamar a ‘Tony’ Curuchet, que es el encargado de la Delegación, para ver si me podía dar una mano, porque él es el que está encargado también de la maquinaria. Se hicieron presentes y me explicaron que con el tema de la lluvia y el barro, no pueden poner en funcionamiento las máquinas porque se encajan y se estropean” nos contó Verónica mientras su marido, del otro lado de la casa, se las ingeniaba para hacer una ‘barricada’ con el fin de impedir que vuelva a entrar agua en el futuro. “Cuando el tiempo mejore, supongo que podrán venir y trabajar. No solamente por mí, sino por el barrio en general. Hay muchas casas que se han inundado” afirmó la vecina marplatense.

Mientras conversamos, Verónica acomodaba alguna de las pertenencias que intentaban secarse en su patio. “Lo que necesitamos más allá de que puedan traer colchones y mercadería es que saquen el agua para que drene al arroyo y no caiga adentro de la casa. No pasa solamente porque yo esté en un terreno bajo. Pasa que no hay lugar en la zona que resista semejante caudal de agua. Sino lo que tengo que pensar es que cada vez que haya una tormenta fuerte, que acá suelen haber muchas, tengo que vivir inundada y no es así. Es una locura” dijo, nuevamente angustiada.

A la charla se sumó Laura, una vecina que hace cinco años viven en el barrio. Volvía de trabajar y nos encontramos en la esquina de 829 y 28. “Esta calle la arreglaron hace dos meses -recodó sobre 829- entonces, si la arreglaron hace dos meses, ¿por qué está como está y por qué nos pasó lo que nos pasó?” se preguntó y agregó “en realidad, lo que hicieron fue empeorar lo que nos pasó” mientras señalaba el barrial que se formó en la cuadra que, usualmente, toman los vecinos para entrar de la ruta 11 a sus casas.

Un día antes de la tormenta fuerte, yo llamé a la Delegación de Chapadmalal y les expliqué que se me estaba metiendo agua en el terreno y que no quería que se me meta en la casa. Al otro día se me metió el agua, imposible pararlo” añadió Verónica. “Solo me recomendaron no dejar la casa sola para que no aprovechen la ocasión y nos roben”.

La inseguridad azota a San Eduardo de Chapadmalal y es un reclamo constante de los vecinos de la zona. “Fijate que en toda la calle no tenemos una sola luminaria. Esta manzana es una boca de lobo. Tenes que ponerte réflex en la ropa o salir con la linterna porque no se ve nada. Andan caballos sueltos y se vienen para acá. No se ve nada. Es como que estamos en el olvido acá. Queremos que se ocupen de arreglar las calles para todos y que lo hagan bien” concluyó la vecina.